Javier Guerra Polo venía de proclamarse campeón de España en Sevilla, con una plusmarca histórica de 2h07:28 y con ello había conseguido el billete para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Sin apenas digerirlo ni haber podido disfrutar del éxito conseguido, el estado de alarma confinaba el país a causa de la Covid-19.
Fueron días, semanas y meses de dudas, de incertidumbre y de preocupación ante la nueva situación a la que nos enfrentábamos. Guerra ha vivido esta situación como un león enjaulado, ya que tampoco podía salir de su casa para continuar con su rutina de entrenamientos, lo que conlleva momentos difíciles para un deportista al no poder practicar su deporte. Este hecho incluso le hacía comprarse una cinta de correr para instalarla en su casa y no perder sensaciones.
Han sido momentos complicados para el atleta segoviano con el que conversamos, cuando poco a poco va recuperando la «normalidad».
¿Cómo ha vivido la situación de estar confinado?
Ha sido una montaña rusa de emociones, al principio con incredulidad, porque no terminas de creer lo que está pasando. Venía de realizar mi mejor actuación a nivel deportivo, con unos Juegos Olímpicos a la vista en cuatro meses, y de repente vas viendo cómo va desapareciendo ese sueño en ese poco tiempo. Fue como un pequeño shock, luego te vas dando cuenta de la importancia de la pandemia, que va arrasando, llevándose por delante a muchísima gente y al final dejas el lado deportivo y te centras en el lado personal. Ahí es donde me he dado cuenta y me he puesto a reflexionar, valorar más mi entorno, a mi mujer, amigos, toda mi familia y quizás poner un poco un paréntesis y decir: qué estoy haciendo, en esta rueda de la vida en la que estamos muchas veces metidos los deportistas. Y quizás a prestar cuidado, de cuidar tu entorno porque al final el deporte se acaba y ellos son los que están soportando y aguantándote día a día. Luego al final te rehaces a nivel deportivo, buscando una rutina para perder lo menos posible, ya sin objetivos a la vista y sobre todo preocupado con todo lo que se ha vivido. En la recta final vas buscando un poco la luz, porque la cosa se va normalizando. Pero te queda la sensación de que la cosa no se ha terminado y que nos va a costar mucho recuperar la normalidad que teníamos antes. Y sobre todo una mezcla de emociones, que a nivel mental sí que he notado.
¿Ha pensado mucho en estos meses?
Mucho, más de la cuenta. Todo lo que me ha afectado es a nivel mental, a nivel de reflexionar, de pensar, de ver qué he hecho bien o mal en todos estos años, cosas que me han venido a la cabeza que no tenía que haber hecho o que podía haber hecho, y que me he centrado demasiado en algunas cosas. Te da tiempo a pensar de todo cuando se te paraliza la vida, así de repente, algo que nunca nos había pasado. Luego haces como un escáner de estos últimos años y valoras y te centras en mejorar ciertos aspectos que a lo mejor no los llevabas del todo bien y no te habías dado cuenta hasta que pasó todo esto. Mi mujer trabajó toda la pandemia como Policía Local, ella tenía turnos de ocho horas y yo me quedaba en casa solo, así que te da tiempo a pensar de todo. Y más cuando nosotros llevamos una rutina de no parar y siempre estar muy activos.
¿Qué ha sido lo más duro?
Quizás el no poder dar un abrazo, no poder estar con mis amigos o mis padres. Ver a mi pareja expuesta en primera línea, ver que le afectaba a nivel personal y luego sobre todo ver cómo sufría la gente, cómo estaba todo descontrolado, ver cómo la gente fallecía sin una despedida… Situaciones que nunca pensábamos que íbamos a vivir, una situación de impotencia porque ves que no puedes hacer nada, salvo estar metido en casa y esperar acontecimientos.
¿Ha aprendido algo de toda esta situación?
Yo creo que sí, que he aprendido a valorar más mi entorno, que tengo que cuidarlo más todavía, a ser mejor en ciertos aspectos más allá del deportivo, y a cuidar más a mi gente. Es el aprendizaje de este tiempo.
Da la sensación que se ha tomado con mucha deportividad el aplazamiento de los JJOO.
Después del palo de los Juegos Olímpicos de Río en 2016, peor que eso no lo va a haber. No solo fue un palo a nivel deportivo, fue a nivel de salud con una cosa muy grave, como es un trombo en un gemelo. Y pudo ser más grave la cosa. Y ahora es grave, pero no deja de ser un retraso. Se me han roto los esquemas, ya lo tenía muy cerca ese sueño que he perseguido durante estos años. Y quizás me he centrado más en lo personal, que a veces hay que valorar más que la gente cercana a tí que esté bien, que tenga salud porque luego cuando se acabe el deporte son los que van a estar ahí. Sé que muchos desaparecerán, entonces si no están ellos sé que lo voy a pasar mal.
¿Resulta complicado entrenar sin objetivos a la vista?
Me está costando bastante. Vale que puede haber objetivos a final de año pero nada es fijo. Estás en una tesitura de entreno, pero no se muy bien para qué ni como. Sí que es cierto que me guio de todo mi equipo, creyendo que es lo mejor y trabajando otros sistemas de cara al futuro. Es una situación sin objetivos a corto plazo y para la mente eso es complicado.
Da la impresión que no han sido meses fáciles a nivel psicológico.
El estrés, todo esto me ha pillado de sorpresa, más algún problema personal que se ha solucionado bien, al final son un cúmulo de situaciones que no estábamos preparados y que te afectan a nivel personal. Yo por lo que he hablado con otros compañeros ha sido una situación difícil a nivel mental, y que nos ha afectado más de lo que creemos.
¿Cómo se encuentra actualmente física y psicológicamente?
Físicamente bien, no estoy lesionado, estoy entrenando a un nivel medio-alto, bastante bien. Psicológicamente voy reencontrándome, me está costando mas de la cuenta encontrar esa concentración. Y quizás es mi punto débil ahora, hay que trabajarlo y saber afrontar y recuperar esa motivación e ilusión por la alta competición. Y pensar que llevo muchos años en el alto nivel, y ves que te va quedando poco, y no tienes la misma ilusión que tienes con 23 años, los años van pesando.
¿No ve con ilusión los Juegos Olímpicos de Tokio?
Sí, pero como que los ves lejos, lo ves que era en nada y de repente todo ha cambiado.
¿Cuáles son sus próximos objetivos?
Pues no lo sé. No se si en octubre participaré en una carrera en ruta, no se si correré una maratón a final de año, eso es algo que tengo que ver con mi gente, si es algo bueno o no, al final cuando te centras en una maratón son cuatro meses de mucho esfuerzo físico y psicológico en el que gastas muchas balas, entonces de cara a los Juegos no sé si merecerá la pena gastar esas balas.
Un año en el que estrena patrocinadores. ¿Contento con el cambio?
Sí, lo que pasa que ha sido todo surrealista. Corrí la maratón de Sevilla, y pasó todo esto. No hemos podido disfrutar, ni del éxito de Sevilla, ni del nuevo club, ni de los patrocinadores. Estoy muy agradecido, están ahí, y saldrá alguno más. Ha sido una situación en la que se quedó todo en stand by, sobre todo el disfrutar de ese éxito de Sevilla.