Morir con las botas puestas, es lo que se vio el viernes en el estadio municipal de La Albuera. Un equipo que se encuentra en una situación muy delicada en la tabla clasificatoria, pero que plantó cara al tercer clasificado, no arrojó la toalla en todo el partido y que fue claro merecedor de los tres puntos.
Ya desde el calentamiento se atisbaban cambios en el once inicial de Ramsés. Aunque no es momento ahora de ponernos medallas, después del buen partido segoviano, pero era algo que se demandaba desde hace tiempo en La Albuera.
El juego directo que practicaba el equipo, tener solo una referencia arriba, provocaba un trabajo duro y oscuro para el delantero que no tenía recompensa en forma de gol, como en el principio de temporada con Davo. Calentando Farrell y Diego Gómez, quedaba claro que el equipo cambiaria su posicionamiento en el campo. La aparición de Chupo y Cespedes, dos laterales izquierdos, hacía pensar que Chupo saliera de tercer central como ya había hecho en otros partidos, con Molina y Abel, formaran el eje de la defensa, un sistema de juego diferente al que estamos acostumbrados los últimos partidos. Sistema con 3 centrales que intentara, corregir las sensaciones defensivas de fragilidad y las goleadas que viene recibiendo el quipo, dos carrileros como eran Cespedes y Berlanga y un centro del campo con Manu más posicional, más libertad y llegada de Fer y un incisivo Ferrán, arriba los dos jugadores que demandábamos, dos delanteros como Farrell y Gómez para aprovechar ese juego directo del equipo.
La puesta de escena prevista, juego directo intentando buscar las prolongaciones con Diego Gómez, llegadas por banda derecha de Berlanga con bastante peligro que no fueron capaces de finalizar.
Si es verdad que, en defensa con la línea de tres centrales, Manu metiéndose entre los mismos, había ciertos desajustes en banda que tardaron en corregir. Finalmente, no tuvieron ningún problema, dieron con la tecla y lograron asentarse en el campo.
Obviamente la Real Sociedad B, equipo con jugadores de alto nivel, cuando tenían el balón la sensación de peligro era constante, pero disfrutamos de jugadores que en no mucho tiempo estarán en Primera División.
Fue antes del descanso, sobre el minuto 30, el primer infortunio del equipo segoviano con la lesión de Berlanga. Uno de los principales artífices de los segovianos, que tuvo que retirarse del campo por problemas en los isquiotibiales. No cambio el dibujo, metió hombre por hombre, pero perdimos calidad en el cambio.
Y ahí hasta llegar al descanso fue un querer y no poder. Los segovianos corrigieron los ajustes de defensa y que apenas le crearon peligro, salvó algún tiro de media distancia que Oliva se encargó de desbaratar. Un rival asentado, que no tenía ningún problema en tener la pelota en los pies y que hizo difícil la recuperación del balón por parte del equipo local.
Como era de esperar en el segundo tiempo, la Segoviana dio un paso adelante. Mantuvo la estructura en el campo, pero quizás no por la brillantez en el juego, sino por intensidad, ganas y ocasiones de gol, el conjunto realizo uno de los mejores partidos de la temporada. Se vio a un equipo que iba a por la victoria, y que no dudaba en buscar los tres puntos, con los riegos que conllevaban las contras de los donostiarras.
Al final la pizca de suerte necesaria, la falta precisión en los últimos metros y la gran actuación del portero del conjunto txuri-urdin, hizo que el conjunto de la gimnastica no se pudiera llevar la victoria, y que el trabajo desplegado no tuviera recompensa, más que necesaria para el equipo dirigido por Ramsés Gil. El guardameta rival fue de los mejores jugadores del partido, hizo varias intervenciones evitando el 1-0, y llevarse los tres puntos de La Albuera.
Y de ahí hasta el final, un nuevo querer y no poder, sensación agridulce por el punto, probadamente insuficiente, pero no por el juego, las ganas y el desgaste que hizo el equipo segoviano, que mereció los tres puntos desde el comienzo del partido. Un conjunto segoviano bien acoplado al nuevo sistema, donde guardaba el equilibrio necesario para corregir los problemas que venía teniendo en la segunda vuelta, con la presencia de 2 delanteros, con una línea defensiva de 3 centrales, un once que se acoplaba más a los jugadores disponibles del conjunto segoviano, y que sigue echando en falta a un juan de la Mata, que ha sido la gran revelación de la temporada.
Un punto previsiblemente insuficiente. A falta de tres jornadas para finalizar la liga, con 9 puntos en juego matemáticamente el equipo no ha perdido la categoría. Quedan dos desplazamientos y un partido en casa, y lo que podemos hacer es disfrutar de esta categoria, la Primera RFEF y sobre todo saber que los segovianos hasta que no estén matemáticamente descendidos van a morir con las botas puestas, como demostraron el viernes. El equipo de Ramsés Gil encontró la tecla, y esperemos que no sea demasiado tarde.

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