El jerezano Ginés Marín, en su primero, “Cordobés”, bravo y con trasmisión, jugó bien los brazos en lances a la verónica que le fueron jaleadas y de igual manera se hizo aplaudir en un ceñido quite por gaoneras. Con la pañosa, Ginés le puso actitud empezando de rodillas con la mano diestra y emocionando al público y, ya de pie, aprovechó bien las condiciones del astado que, no era tan simple, lo entendió entonces hasta cuajarle una faena importante, plena de técnica y poder. Terminó de estocada algo tendida, el toro tardó en doblar y al final se le otorgó una merecida oreja.
Y en el ejemplar que cerró el festejo, “Centenario” de nombre, que siempre iba con la cabeza arriba, Ginés lo capoteó con oficio. Un emotivo brindis a su mozo de espadas. Su quehacer muleteril fue de mucha disposición y con ganas de agradar, tuvo la paciencia suficiente para imponerse a un toro nada fácil. Le logró dar entonces pases de relevancia y a media altura, de mucho talento y concluyó de atinada estocada para obtener una oreja.
Foto: Charly Lara y Alexa
Texto: Emilio Méndez