En el mes de octubre a Francisco Andray, presidente del Unami.C.P. , le entraban las prisas. Quería demostrar que unas salidas no cambiaban nada en el club, que todo seguía igual y se apresuraron a presentar deprisa y corriendo y además con mentiras a Jefferson Castillo, como director deportivo que llegaba de la mano del llamado coordinador de fútbol del club, Emilio Illanas. Flaco favor hacía una vez más al club Illanas, cuando realmente estaban fichando a un telepredicador. El fútbol segoviano siempre les agradecerá las risas y guasa que durante semanas ha prestado este fichaje estrellado. Decían en aquellos días desde dentro del club con rotundidad “no se cansan de hacer el ridículo”.
Ocho meses, solo ocho, ha durado la aventura del venezolano en el club, que llegaba para “consolidar y modernizar el club” , así lo presentaban en un acto de presentación que parecía la proclamación de Isabel II. Una rueda de prensa que se convertía en un rosario de mentiras por las que nadie, a día de hoy, ha pedido explicaciones. Ya tenía que estar mal el club, para que tenga que venir alguien desde tan lejos a consolidarlo.
Andray, el presidente que cada mañana al mirarse al espejo cree ser la reencarnación de Florentino Pérez, junto a Illanas, el «descoordinador» del club, llevan ya semanas buscando y ofreciendo el puesto de director deportivo. Cumpliendo el ADN de Andray e Illanas, el propio interesado será el último en enterarse, porque como siempre a la espalda, ya están buscando el sustituto. Si no encuentran a nadie, le dirán que cuentan con él, pero si encuentran a alguien le darán la patada, ya que la operación para darle salida lleva semanas en marcha.
Castillo en estos meses ha convertido el club en las Naciones Unidas, no ha incorporado ni un jugador al equipo (complicado parecía cuando no conoce el fútbol segoviano), se ha dedicado a repartir gusanitos por las gradas durante los partidos, a venderse por los medios de comunicación y a utilizar el club para su promoción personal, todo ello claramente dentro de las funciones de un director deportivo. ¿Ha calculado alguien dentro del club el coste a nivel de imagen que ha supuesto esta nueva operación fallida?
Como Marco el día de la madre, así anda Andray. Desde el sábado, que le cambió el color de cara tras conseguir el ascenso a Tercera División, anda como loco por atar y conseguir que alguien le mantenga y haga el equipo de la próxima temporada. Una vez más, viviendo del trabajo de los demás. Perdido, muy perdido se encuentra Andray tras el salto de categoría, porque no olviden que la actual directiva ya descendió al equipo.
Andray e Illanas se han convertido en un dúo letal, una pareja destructiva para el club azul, al que llevan con decisión y determinación en volandas a la desaparición.