Un Segoviana – Ponferradina marcado por el juego directo

Primer partido en La Albuera de la Gimnástica Segoviana, primer partido en el que la imagen no fue la ideal. En una liga en la cual todo debería ser profesionalismo, justo antes de empezar el partido tuvieron que arreglar la red de una de las porterías por estar rota, que retrasó el comienzo del partido varios minutos.

Primer partido en La Albuera en el que Ramsés, repitió la misma alineación que en el partido frente al Amorebieta, algo raro respecto a la temporada pasada donde los titulares cada día eran diferentes.

Los primeros compases del partido se vieron dos equipos con el mismo aspecto defensivo, trabajaron la presión muy alta, la cual impedía salir con facilidad a ninguno de los equipos con el balón por el suelo. Si a eso se añade los primeros momentos el nerviosismo por el debut en casa, las imprecisiones, hicieron que los 10-15 primeros minutos del partido fuera muy anodino, sin ocasiones y sin un denominador claro.

Ese juego directo por ambos equipos hizo que Davo estuviera un poco aislado arriba, eso sí fue un auténtico incordio para la Ponferradina. En el minuto 20 en una jugada presionó, en la que nadie creía que pudiera llegar, provoco el error del portero y se quedó solo a puerta vacía, un poco desequilibrado. No pudo ser gol. Momentos más tarde también en una jugada mal defendida, en un córner, hizo que pudieran adelantarse en el marcador. Es verdad que cuando Davo podía controlar el balón y asociarse, era cuando más peligro creaba la Gimnástica, con unas transiciones muy rápidas, pero sin acierto en el último pase.

Según avanzaba el partido, la Ponferradina se asentaron mejor en el césped, fueron claros dominadores. Encontraron una vía de ataque por banda derecha de la Segoviana, que crearon bastante peligro con esas incorporaciones por banda, tanto del extremo como del lateral, haciéndoles sufrir a los defensores gimnásticos. Llegaban con mucha gente al área y en segunda línea, que pudieron cambiar el rumbo del partido. Llegadas que fueron claras, pero donde Carmona estuvo acertado, dando la seguridad que en esos momentos su equipo necesitaba, dando tranquilidad al equipo.

La Ponfe se asentó mejor en la parte final de la primera parte. Tuvieron ocasiones y siguieron explotando ese carril que vieron que podían hacer daño por la banda derecha. Incluso, Ramsés tuvo que hacer algún cambio de posición de los dos extremos, cambió a Tellechea por Borrego, para intentar tapar esa sangría que se estaba ocasionado por dicha banda.

Primer signo de que el partido iba a seguir así, que iba a ser un fútbol directo todo el partido sin pasar por el centro del campo, era las veces que se veía a Fer Llorente, desesperado, pedir calma a sus compañeros para que se bajara el balón al césped, que jugarán y tuvieran esa pausa necesaria para poder crear, algo muy distante a lo que sucedía, ya que uno de los jugadores que más toco el balón y más pases dio del equipo, no muy acertado con los pies, fue Carmona. Todos fueron siempre pases hacía adelante, intentaban dos pases y luego se veían obligados a golpear arriba sin mucha precisión.

La segunda parte, con un cambio, el entrenador quitó a Borrego por Berlanga, que debutaba con la Gimnástica. Un cambio para corregir esa sangría que había por la banda y que tantos problemas les estaba ocasionando. La suerte fue que, con una jugada a balón parado, una seria de rechaces, el más listo de la clase, Davo, cogía ese balón, y lo introducía dentro de las mallas para mayor tranquilidad del equipo.

A partir de ese momento solo hubo un equipo en el campo. La Ponferradina adelanto las líneas, siguió asistiendo un juego muy directo, casi sin elaboración por banda, creando mucho peligro por ambas bandas, pero principalmente por la derecha de la Gimnástica. Carmona pudo sostener el resultado con dos acciones, bastante buenas, pero hubo una tercera. Una imprecisión entre la defensa y el portero, dejo que un rival llegara a la línea de fondo, asistencia y empate a uno. A partir de este momento se notaba al equipo estaba roto, se quedaba muy partido. Hugo Díaz y Davo arriba, y el centro casi se incrustaba en la defensa, por la intensidad de la presión y ritmo que marco la Ponferradina.

Faltaba frescura, se me antojan los cambios fueron un poco tarde para dar esa frescura que hacía falta en el terreno de juego, e intentar parar el ritmo al rival, para que no se partiera el equipo. No solo para hacer cambios y que el equipo tuviera ese nivel físico necesario, sino unos cambios necesarios para parar un poco el partido, en el que se veía que la Ponferradina llegaba con facilidad, y que en cualquier momento te metían el segundo, como así fue. Otra vez por banda derecha, desde la frontal del área un disparo que era imposible para Carmona, llegaba el 1-2.

A partir del segundo gol tocaba arriesgar. Ramsés introdujo cambios. Saco a Hugo y metió a Manu, quito también a Llorente, que estuvo más viendo el balón pasar que otra cosa, no pudo construir y ser el jugador referencia en el equipo, principal eje en la elaboración del juego de la Gimnástica, sin poder organizar el juego, juego que era muy directo. Ferrán por Fer Llorente, buscaba más verticalidad, más ritmo en el campo, pasando De la Mata a central con una variante en defensa, ponía Abel de lateral derecho y sin embargo en ataque era Manu quien caía un poco más hacía esa banda para intentar dar salida al balón por ambos costados. El partido fue de ida y vuelta. La Ponfe se pertrecharon atrás, no les creamos muchas ocasiones de gol. Los visitantes estaban muy bien metidos en el partido y organizados en defensa. La Gimnástica metió la electricidad de Ferrán que parecía podía dar ese aire, esa chispa que el equipo necesitaba en ese momento, pero no fue suficiente. Los demás cambios, metió a Astray que a la postre fue el que dio la asistencia de gol, con una falta que saco genial, y saco a Palmero que dio más profundidad por banda izquierda y creo el peligro que en la primera parte no tuvimos. Llegaba el gol, el no desesperar hasta el último minuto, en los equipos de Ramsés que dan el 100 %, lograron no irse del partido, que no les mataran el partido en una contra que pudiera ser la definitiva. Sin embargo, una falta lanzada por Astray de forma magistral, apareció Sergi Molina con un cabezazo impecable ante el que el portero no pudo hacer nada, e igualo la contienda, ya en el descuento. La insistencia, más a base de corazón que de cabeza hizo que se quedará un punto en La Albuera, que después de la primera victoria y los dos próximos desplazamientos, se antojaba bastante importante.

Quiero destacar la fe hasta el último momento del equipo, sin un gran juego, adaptación todavía a la categoría, por el nivel de jugadores, la rapidez, el ritmo que marca en esta categoría, muy diferente. Aquí los fallos se pagan, no tienes la posibilidad corregir, y cometer un error hace que puedas perder un partido. Esa insistencia de juego directo, de coraje y garra, hizo que se saque un punto muy importante.

La labor de Davo, arriba es el mejor defensa de la Gimnástica, su trabajo hace que el equipo este más conjuntado para poder defender cualquier acometida del rival, sí que un poco solo y se quedó casi sin fuelle al final, es muy complicado mantener ese ritmo durante todo el partido, es un incordio, hace que los defensas siempre tengan que estar alerta y no tengan un segundo de tranquilidad.

También quiero destacar el trabajo de Carmona, fue el que mantuvo al equipo en los momentos más difíciles, no con paradas muy importantes, ni grandes paradas, pero si con paradas que daban una seguridad total al equipo y que hizo que tuvieran opciones hasta los últimos minutos del partido vivos, mejorable su juego con los pies.

Destacaría un tercer jugador, al autor del empate, no solo por el gol, sino por la defensa en el juego aéreo del equipo rival, estuvo imperial, se le veía superior, llegando la recompensa con el gol, pero su trabajo defensivo fue increíble.

Una de las cosas más curiosas analizando las estadísticas, uno de los jugadores que dio más pases del equipo segoviano, fue Carmona, obligado por la presión del rival, obligaba a que todos los pases fueran en profundidad. Tenían claro en el conjunto segoviano, que no podían perder balones en el centro del campo, porque las transiciones podrían matarles, por esto era difícil que el balón parara por el centro del campo y cuando el balón paso, la presión del rival, hacía que perdieras el balón, y esto lo tenían claro que no debía pasar y por eso el juego directo, que fue lo que si vio durante todo el partido.

 

Tito Domingo   

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