David Llorente: «He llegado a estar obsesionado con Tokio»

No ha sido un camino fácil para David Llorente, con una pandemia mundial de por medio y muchas horas de trabajo, esfuerzo, dedicación y sufrimiento para llegar a la cita de las citas del deporte, unos Juegos Olímpicos.

Aquel niño que jugaba y disfrutaba con su piragua en las aguas del rio Eresma, nunca imaginaba verse un día representando a su país, a su provincia, a su pueblo de Palazuelos de Eresma en unas olimpiadas. Aquel niño de larga melena, parecido a Mowgli el protagonista del Libro de la Selva, dejaba a los dieciséis años su casa, su familia, sus amigos y su pueblo para perseguir un sueño: mejorar en este deporte. Ese ha sido siempre el objetivo de Llorente, mejorar y el que le ha acabado por llevar a esta cita olímpica. La pandemia mundial obligaba a suspender los Juegos que debían celebrarse el pasado año, pero en el deporte siempre hay una oportunidad más y este año se dan las condiciones para disputarlos, pero sin el estimulo, apoyo y fuerza del publico.   

Un año más que le ha servido para llegar mejor y más preparado a su cita olímpica, un año que ha servido para mejorar la concentración y la técnica, un año más de trabajo para mostrar la mejor cara de David.

Con su piragua debajo del brazo ha recorrido medio mundo buscando aguas que le hicieran mejorar y a base de constancia y esfuerzo se ha colado en unas Olimpiadas.  David Llorente llega feliz, ilusionado y con ganas a estas primeras Olimpiadas, y todo hace indicar que no serán las últimas.  

Nada ha cambiado en ese chico que hacía su maleta para irse a vivir a la Seu d’Urgell, para seguir estudiando y mejorando en su deporte, cuando veía que en Segovia no podría conseguir progresar y crecer. Emprendió ese camino no sin espinas y dificultades y la más importante de todas, ver, saber y comprender las dificultades de la práctica de un deporte minoritario, que hacía todo más difícil.   

Su sencillez, educación y enorme humildad siguen intactas. Nada ni nadie le ha cambiado, ni ser olímpico ha cambiado su forma de ser y de ver la vida, él mismo lo reconoce “soy el mismo, pero con más experiencia”. 

Durante la cuarentena ha aprendido a no esperar nada, a ver en los problemas oportunidades, y ahora en esta cita mundial, tendrá la oportunidad de demostrar  su filosofía de vida.

¿Cómo han sido esos primeros días de adaptación?

La verdad es que a nivel de jet lag sin ningún problema. Desde que llegué he podido dormir a la hora adecuada y todo perfecto, eso no me ha perjudicado nada. El calor.., sí que es verdad que primero estuvimos en el norte de Honshu y allí hacía bueno, temperatura perfecta, y al llegar a Tokio, el primer día que llegamos a Tokio, pasamos frío, pasé más frío que calor. Era un día nublado pero sí es verdad que después subió la temperatura y cada día hace más calor. Es un calor que no sobrepasa los 32 grados pero que es muy húmedo, y sobre todo el agua del canal cada día se calienta más, no se por qué, pero cada día está más caliente, y no ayuda a refrescar.

¿Cómo está siendo su día a día en Tokio?

Me levanto, un poco dependiendo del día. Estamos en tres grupos que nos vamos turnando, primer grupo de las seis y media, otro siete y media y  otro ocho y media.  Desayunamos y dos horas después sale el autobús, hacemos el primer entrenamiento. Entre el primero y el segundo van cuatro horas de diferencia. Pero ahora ya solo hacemos una sesión al día, para no sobrecargar, comemos allí y cogemos el autobús a las 13:00 horas para venir al hotel. Estos días que hacíamos dos sesiones al día, al final desde las diez hasta las cinco o seis estábamos ahí en el canal, primera sesión, comías, una siesta de 40 minutillos, segunda sesión, y para el hotel. Esos días no había tiempo de hacer mucho más, de salir a dar una vuelta por la ciudad ni nada, a las siete y media a cenar, fisio, estiramiento, ver video y a dormir.

¿Están sometidos a unas importantes y estrictas medidas Covid?

Sí, al final lo que veníamos viendo desde que empezó esto, pero aquí son más estrictos, cada día una PCR de saliva, que por suerte no es por la nariz.

¿Cómo llega a estos Juegos Olímpicos de Tokio?

Yo creo que llego bien, no sabemos, porque hasta que no compitas… Pero estoy sin ningún problema, en un buen momento. Hemos estado trabajando todo este año para llegar aquí, fuertes y yo creo que lo estamos consiguiendo. Son unos días para coger sensaciones y después que el canal se me de bien compitiendo.

¿Qué objetivo se ha marcado en estos que son sus primeros Juegos Olímpicos?

Mi objetivo es llegar a la final.

Fue un duro palo esa suspensión de los Juegos el pasado año porque llegaba cargado de ilusión.

Sí, todo se remonta un poco antes. En septiembre de 2019 consigo hacer una bestialidad de Mundial que ni yo me esperaba. A partir de ahí voy a Tokio, gano el Preolímpico, estoy dos meses en Tokio, que me gustó un montón. Luego estuve tres, cuatro meses esperando para saber si tenia plaza olímpica, que quieras que no eso ha sido bastante duro de gestionar. Estábamos en diciembre y quería planificar ir a Tokio lo más fuerte posible, y ahí me arriesgue un poco, me pagué de mi bolsillo ir a Dubai y Nueva Zelanda, me junté luego con la selección en Australia, para entrenar con calor, lo mejor posible, con canales iguales a Tokio. Fue bonito, pero fue duro. Enero y febrero fueron meses de mucho estrés, me costó lidiar con esa incertidumbre, dos semanas antes del confinamiento ya me confirmaron mi plaza en los Juegos, y ahí fue ya un poco de calma, para después confirmar el aplazamiento de los Juegos y volver a la incertidumbre. Durante la cuarentena yo estuve bien, a pesar de no poder salir estuve en casa, aproveché para estar con la familia, con mis hermanos, hacer otro tipo de cosas, no lo recuerdo mal. Entrenando mucho, adaptándome a lo que pasaba. ¿La suspensión de los Juegos? Mal, un duro golpe, porque me había visualizado allí. Al final, lo das la vuelta y ves que es un año más para entrenar y planificar todo mejor.

Han sido muchos meses de entrenar sin un objetivo, sin competiciones. ¿Cómo ha vivido esa situación?

Muy duro, es algo de lo que me he dado cuenta ahora. Yo entreno, es verdad que me gusta entrenar, pero que lo hago para competir, para intentar llegar a esa cita lo más fuerte posible, para demostrarme a mí mismo y los que me rodean hasta donde puedo llegar. Y el hecho de entrenar sin saber si vas a competir o no es duro. Al final estás sufriendo y te preguntas para qué. Pero por otro lado he intentado dar la vuelta a la tortilla y buscar cosas más allá de la mejora física. A nivel técnico, si mejoro, da igual que compita ahora o en un año. Al final soy joven y me quedan muchas temporadas. He intentado cambiar así, y creo que ha sido un trabajo muy bueno lo que he estado haciendo este tiempo, pero al principio ha sido duro.

¿Ha temido en estos meses previos que debido a la situación de incertidumbre de la pandemia pudieran volver a suspenderse, por segunda, vez los Juegos?

Yo ya dije desde el primer momento que me iba a preparar y pensar con que se iban hacer. Es verdad que había incertidumbre, no sabíamos cómo iba a evolucionar la pandemia, pero sin pensar mucho en ello, al menos quería saber que si se hacían podía estar tranquilo y satisfecho de que había hecho lo que tenía que hacer para esos Juegos, pero con esa incertidumbre hemos vivido.

¿En su día a día ha pensado mucho en estos Juegos antes de llegar aquí?

Sí, sí. Al final he llegado a estar obsesionado con Tokio antes de la clasificación y ahora intento tener claros los objetivos. Pero está claro que lo tienes muy presente en la mente.

¿Pensó en algún momento que el que era su hobby acabaría cambiando su vida y llevarle a donde le ha llevado?

Yo creo que no, para nada, no lo pensaba y si lo pensaba, no esperaba que fuera tan rápido. Cuando veía los Juegos Olímpicos había niños que decían “yo quiero estar ahí”, y yo ni me lo planteaba. Era algo que no me imaginaba, igual hasta 2015, que hice la medalla de plata en el mundial Sub- 23 siendo mi primer año, ahí sí que dije que molaria, pero lo veía super lejano. Ya desde la lesión en Rio, en el que ni siquiera pude intentarlo, sabia que era muy difícil, pero es que en mi deporte es muy difícil clasificarse , a los Mundiales vamos tres por país, pero a las Olimpiadas solo vamos uno y hay mucho nivel. Ha sido, más que ambición por eso, es que me gusta mucho este deporte , mi sueño era ir a la Seu d’Urgell, ir a mejorar, pero sin un objetivo de conseguir resultados, sino solo para ver hasta donde puedo mejorar, controlar la piragua, ver si puedo ponerme mas fuerte. Luego te vas a China a entrenar, pues disfrutas la experiencia y mejoras. Es como disfrutar del camino, el aprovechar cada rincón del mundo para hacer lo que me gustaba. Pero no todo ha sido bonito, me fui de Segovia con 16 años, para estudiar bachillerato en catalán, sin conocer a nadie. Los primeros años era malísimo, rompía piraguas, todos los de mi grupo eran bastantes mejores que yo. Mi ilusión era seguir mejorando, sin esa presión de buscar resultados, todo me lo he ido encontrando, todo ha sido sencillo, ir mejorando, competir sin expectativas y sorprenderme a mí y al mundo entero con los resultados. Está claro que cuando fui a la Seu no me lo imaginaba, pero sabía que quería apostarlo todo para ver hasta dónde podría llegar,  pero no me imaginaba llegar donde he llegado.

¿Se pellizca para comprobar que lo que está viviendo es real, que no está soñando?

No se, pero sí veo fotos del mundial y digo «qué bestia», está el recuerdo, que no le voy a olvidar nunca, pero ya está. No quiero tampoco vivir de ese pasado y aferrarme a eso, lo hecho, hecho está. La medalla se puede quedar en el cajón, la tengo en el salón para que la vean mis padres, pero al final sigo siendo el mismo deportista habiendo quedado el segundo que el cincuenta. Sí que es muy bestia lo que hice en ese Mundial, pero quiero más y quiero seguir mejorando y disfrutando, no quiero quedarme en el pasado, quiero seguir buscando nuevas cosas.

Gran momento el que estamos viviendo en la provincia de Segovia a nivel de cantera con Dario Cuesta, su hermano Sergio Llorente y David Burgos. Usted ha sido el pionero, el que les ha abierto el camino. 

Es muy bonito que aquí en Castilla y León, que las aguas bravas no estaban presentes en la selección, porque todo eran vascos, catalanes y algún gallego, pues que primero me haya colado y  haya abierto camino y ahora a nivel junior y Sub-23, David Burgos y Sergio hayan hecho equipo, y que ahora Darío forme parte de ese equipo Senior. Que en un equipo de dieciséis o dieciocho personas haya dos de Segovia pues es algo que hace unos años era inimaginable y habla del nivel de ellos. Son muy jóvenes y les queda mucho camino. Sí que después de ellos tres, no hay nadie en el Club de Piragüismo Río Eresma y es muy importante sacar cantera, no solo para llegar al alto nivel o ser campeones del mundo, sino para que disfruten del deporte que a mi me vio crecer, que me ha cambiado la vida. No hace falta que sean de alto nivel, sino con que vengan un grupo de chavales en verano al pantano a pasarlo bien, para mi sería más que positivo, que luego alguno quiere, les gusta y quieren empezar en aguas bravas, pues perfecto. Pero creo que ahora eso, con el nivel que tenemos en Segovia, en Castilla y León y el nivel que podíamos tener en el futuro que no haya gente detrás me da un poco de pena, porque estamos en el mejor momento aquí para sacar cantera, así que animo a todo el mundo a que se apunte.   

¿Se imaginaba aquel niño que disfrutaba de la piragua en las aguas del Eresma verse en unas Olimpiadas?

Sí hace dos tres años si, lo visualizaba, no como lo estamos viviendo ahora, pero al menos lo visualizaba. Hace más tiempo desde luego que no, lo veía completamente inalcanzable, los últimos dos-tres años sí que era lo que quería conseguir y me visualizaba viviendo esta experiencia.

Una experiencia la que está viviendo que siempre recordará.

Por supuesto, para mí esto es un objetivo cumplido. Antes ni siquiera de empezar la competición yo quería vivir una experiencia olímpica, estar en unos Juegos, vestir la equipación de España, ver a otros deportistas de mi mismo país aquí, estar en el canal olímpico… Todo eso ya lo estoy cumpliendo. Está claro que el ser humano y yo mismo soy ambicioso y te pones más objetivos, no solo te vale con participar, ahora mismo con estar aquí estoy satisfecho, y sobre todo quiero dar mi mejor nivel, independientemente del resultado que pueda sacar. Si que si no llegara a la final estaría triste, la final es donde me podré exprimir más. Pero estoy orgulloso, cumpliendo un sueño, orgulloso de mis raíces de Palazuelos de Eresma y Segovia, al final es donde he nacido, don me he criado, y soy y seré a mucha honra. Espero que pueda contagiar a la gente esa ilusión.         

Su deporte es individual, pero son muchas personas las que le han ayudado a poder estar ahora en Tokio.

Por supuesto, lo primero a mi familia, que sin ellos no habría llegado aquí, a la gente del Club Río Eresma, y a los patrocinadores, que me siguen apoyando.

Ha marcado al checo Jiri Prskavec y al italiano Giovanni de Gennaro como los grandes rivales a batir, ¿Cuáles marca como favoritos?

Han demostrado un rendimiento muy bueno esta temporada los dos. Al final somos quince o veinte que podríamos estar ahí arriba, cualquiera puede sacar algo, tienes muchas papeletas. Yo quiero dar mi mejor nivel independientemente de lo otro, si puedo conseguir meterme en la final, conseguir un diploma o sacar la medalla a celebrarlo, pero si no la saco, tengo que estar muy contento y orgulloso de solo haber llegado aquí.

Unas Olimpiadas descafeinadas, una pena, en las que no se podrá sentir la emoción y apoyo del público.

Sí, una pena. Esas gradas inmensas, a mi eso me encanta en la Seu con toda la gente que había, gente de Segovia, me encantó. Tengo una imagen de Samuel Hernanz en las Olimpiadas de 2012 que aparece él en la piragua y todas las gradas llenas de gente, es una foto que me encanta y super bonita y que yo me había visualizado así, y esta vez no va poder ser. Pero espero que en un futuro pueda ser así, y pueda también tener esa foto o cumplir ese sueño. Pero ya he dicho que, aunque haya publico o no, cuando cruzo la línea de salida tengo que tener presente lo que tengo que hacer, nos tenemos que adaptar.

¿Le está llegando el calor, el apoyo de la gente a pesar de la distancia?

La verdad es que si, tanto por redes sociales, algunos dibujos, pancartas y la verdad que es muy bonito. Y por eso he estado estos días más activo en las redes sociales, para, entre comillas, «devolver lo que estoy recibiendo», ya que no pueden estar aquí. Mi familia y amigos, no han podido venir, así que al menos puedan ver y vivir lo que estoy viviendo yo en la medida de lo posible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *