El Atlético de Madrid ha elegido el cochinillo y el arte del trinchado del mismo para iniciar la temporada con el mejor de los ánimos, el buen ambiente y rindiendo culto a la buena mesa. Si el pasado mes de julio, el Atlético de Madrid, con su directiva, cuerpo técnico y plantilla cumplían con su tradicional visita al restaurante José María, en la que se cumplían 20 años de esta entrañable tradición rojiblanca, en la noche de ayer hacia lo propio la plantilla del Atlético de Madrid femenino.
La expedición estaba encabezada por su directora, Lola Romero, para celebrar su primera cena de pretemporada, con el ánimo de instaurar esta cena como algo tradicional dentro de las pretemporadas de las rojiblancas, que están desarrollando concentradas en las instalaciones de Los Ángeles de San Rafael.
José María Ruiz volvía a ejercer como el mejor de los anfitriones, recibiendo a la plantilla a la puerta del restaurante, con la mejor de sus sonrisas y con los brazos abiertos.
Aplausos despertaba entre los clientes del restaurante José María, la llegada, con muletas tras su grave lesión, de la segoviana Cristina Redondo, a la que esperaban algunos familiares en el establecimiento, y que no quiso perderse esta cita pese a su lesión.
Puerros de Mozoncillo y pimientos asados al horno con vinagreta, croquetas caseras de jamón ibérico sobre tierra de remolacha, espárragos verdes a la plancha con salmón ahúmado, calabacín y sal Maldon, cochinillo asado de la Marca de garantía, Ponche de Segovia con crema blanca y helado regado con blanco de Quintaluna de Ossian 2020 y tinto de Pago de Carrovejas “Autor 2020” era el menú elegido para esta noche tan especial, y tan rojiblanca.
Una visita que la Gimnástica Segoviana aprovechó para darse visibilidad e intercambiar camisetas y desearse los mejores deseos para la próxima temporada.