En la Patagonia chilena, a más de doce mil kilómetros de El Pardo, no se aplica el conocido apotegma montañero que reza que «en días de ventisca, buen mus y mejor brisca». Desde luego, no entraba, ni de lejos, en los planes del Grupo de Militar de Montaña ―con sede en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales de Jaca― al que se ha unido, en esta ocasión, el cabo de la Guardia Real, el cabo Jesús Merchán Gómez.
Hasta allí se desplazaron cinco militares españoles junto con un cámara civil que se unieron a un grupo de otros nueve militares chilenos para tratar de ascender al volcán Lautaro (3626 m), una empresa de gran dificultad técnica debido a su orografía y a las condiciones climatológicas extremas de la zona, con vientos de más de 100 km/h y sensación térmica de -40º. Tras unos días de aclimatación y preparación rigurosa, comenzó el desafío. Tras ascender hasta el campo base y esperar durante varias jornadas a que entrara una ventana de buen tiempo, que no llegó, tuvieron que replegarse al punto de inicio. La seguridad de las personas está por encima de cualquier iniciativa deportiva.
Sin abandonar la Patagonia, y con la moral muy alta, los militares españoles y chilenos intentaron, días después, otra ascensión. En esta ocasión, el objetivo fue el cerro de San Lorenzo (3706 m), en la misma región. Las condiciones climatológicas seguían siendo adversas, pero entró una ventana de buen tiempo ―Niebla en el valle, montañero a la calle― y, con gran esfuerzo, coronaron la cima a las 13.00 horas del día 25. El coronel Alberto Ayora, jefe de la expedición española, lo anunció así: «A las 13 horas (local) hemos hecho cima. Salimos a las 3 de la mañana y hemos regresado al campo base a las 20 horas. Todos bien». Un mensaje escueto y austero, como todo buen montañero.