Poco a poco buscó la colaboración del toro de Montecristo por el derecho, aquí han sido limpios los primeros trazos, la segunda serie, ligada, con pausa y ritmo, pero al toro le costaba embestir, la poca fuerza fue evidente. Un sereno Ginés, lo ayudó, en tiempo y espacio, sin obligarle, llevándolo muy despacio para firmar de buena letra las dos siguientes series. Plantó por el izquierdo, también, con la entera convicción, cruzándose a pitón contrario, pero aquí el toro se ha colado con peligro, por lo que decidió Ginés cambiar los procedimientos y regresar a pitón derecho, pero a estas alturas de la faena, al toro le costaba enormidades, ya, embestir. Han sido muy pulsados los últimos muletazos, y de ahí, un reconocimiento del público que lo entendió a cabalidad. Una apuesta final al meterse entre los pitones, dejando también la muestra de su valor. Pinchazo y estocada, siendo la correspondencia del público a su entrega, una ovación.
“Areteado”, de 498 kilos, sexto de la tarde, y segundo del lote de Ginés Marín, que cuajó buenas verónicas, elegante y con clase en el juego con el capote. Buscó desde el inicio la tersura en el trazo, llevando despacio al toro, en las primeras series por derecho. Le costó desplazarse al toro, y al final, terminaba con la cabeza arriba, eso no mermó la apuesta de Ginés que también ha buscado por un pitón izquierdo donde pasó el toro y se impuso con determinación. El toro tampoco empujó en la Suerte Suprema, acertando al segundo viaje; se retiró entre palmas
Texto: Natalia Pescador
Foto: Manolo Briones