Don Felipe fue recibido a su llegada al Chillida Leku (Hernani) por el lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu; la delegada del Gobierno en la Comunidad Autónoma del País Vasco, María Soledad Garmendía; el alcalde de Donostia-San Sebastián, Eneko Goia; el presidente de la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce; y por el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Su Majestad el Rey saludó también a la directora del Chillida Leku; Mireia Massagué; al director general de la Fundación Telefónica, Luis Prendes; y a los hijos del escultor, Guiomar, Pedro, Carmen, Susana, María y Eduardo Chillida.
Su Majestad el Rey se dirigió a continuación al interior del caserío donde, tras unas palabras de bienvenida de la directora del Chillida Leku y las intervenciones del presidente de la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce y del director general de la Fundación Telefónica, Don Felipe dio comienzo a su visita a la exposición acompañado por el presidente de la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce y la directora del Chillida Leku.
Este año, uno de los grandes hitos de la conmemoración del Centenario de Eduardo Chillida es 100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica, exposición que abre al público en Chillida Leku este miércoles, 15 mayo. Esta gran muestra reúne una selección de piezas del escultor que forman parte del patrimonio artístico de Telefónica, compañía de telecomunicaciones y soluciones digitales que durante los años 80 lideró una labor pionera en el campo del coleccionismo corporativo y que este 2024 también celebra el primer centenario de su creación.
100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica muestra obras de los años 80 procedentes del patrimonio artístico de la compañía. En palabras de José María-Álvarez Pallete, presidente de Telefónica y su fundación: “Es emocionante que ambas instituciones hayamos confluido este 2024 en la celebración de dos hitos tan excepcionales, como el nacimiento del escultor donostiarra y los 100 años de nuestra compañía. Una estrecha colaboración, que permite nuevamente, tras 20 años, que las obras de la Colección Telefónica puedan volver a verse en este marco incomparable. Son obras realizadas desde el oficio y la dedicación a la materia, como el acero y el alabastro, con el corazón al servicio de sus referentes y el pensamiento volcado hacia lo simbólico”.
La exposición, que se completa además con otras piezas de los años 1990 y 2000, se desarrolla en el interior de Chillida Leku abarcando la totalidad del caserío Zabalaga, su punto neurálgico, lugar que marca el inicio de una nueva etapa de grandes cambios y madurez del artista. Las piezas de la Colección Telefónica se muestran en las dos plantas del interior del edificio.
“En las décadas de los 80 y 90, las obras de Eduardo Chillida se transformaron a través de su diálogo con la arquitectura, un intercambio que marcó su evolución artística. Cada obra de la Colección Telefónica es un testimonio de su intento de entender y expresar la relación entre el espacio, la materia y el tiempo. Por eso, reunir en Hernani todas estas piezas es una manera de volver a visitar sus años más decisivos”, ha recalcado Mireia Massagué, directora de Chillida Leku. Esta exposición tiene como objetivo mostrar cómo los años 80 fueron decisivos en la trayectoria artística de Eduardo Chillida: se trata de la etapa en la que alcanza el tamaño monumental a nivel de obra pública y, además, profundiza en nuevos conceptos artísticos y proyectos de manera íntima.
El año 1981 está marcado por la muerte del galerista y representante Aimé Maeght y, a pesar de que supone el final de una etapa en la trayectoria del artista, también marca el inicio de una nueva en la que coexisten importantes exposiciones retrospectivas, la realización de obras de gran formato, en especial las mesas y las casas, estas últimas esculturas de tamaño reducido, arquitecturas que se conforman de materia y vacío. Entre ellas destacan en la Colección Telefónica La casa de Hokusai y Casa de Juan Sebastian Bach, ambas de 1981. De esta época es también la producción deLurras y Gravitaciones.
Estos progresos artísticos se combinan con otros proyectos de carácter personal como el hallazgo del caserío Zabalaga en 1982, su compra y su posterior transformación. Sin duda, esto abre un nuevo camino hacia la consecución de un sueño que desemboca en la creación del museo Chillida Leku, su proyecto más íntimo y personal en el que trabaja de manera incansable junto a su mujer, Pilar Belzunce. Gestionar su obra e instalarla en las campas de Zabalaga supuso uno de los grandes hitos en la trayectoria del escultor. En este contexto, Chillida se reencuentra con Hernani, lugar en el que aprendió a trabajar el hierro, como un nuevo modo de expresión y de reconocimiento por parte del País Vasco.
La exposición, que busca mostrar los vínculos con Zabalaga y Chillida Leku, se enmarca en la celebración del centenario del nacimiento de un artista con raíces en el País Vasco pero los brazos abiertos al mundo. Para complementar la exposición, Chillida Leku editará un catálogo en colaboración con la editorial La Fábrica, con la que han trabajado en las exposiciones dedicadas a Antoni Tàpies (2021), Joan Miró (2022), Phyllida Barlow (2023) yUniverso Maeght (2023).
Esta edición reune imágenes de las obras instaladas en Chillida Leku trasladando la experiencia de la exposición al formato papel y se completará con textos firmados por la escritora Itxaro Borda; la directora de Chillida Leku, Mireia Massagué; Gonzalo Calderón, yerno del escultor; y los arquitectos Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo.
La Colección Telefónica atesora 41 piezas del artista donostiarra. Las obras se adquirieron en los años 80 junto a cuadros de Picasso, Juan Gris, Tàpies y Luis Fernández, gestando entoncesuna colección que en la actualidad cuenta con más de mil obras de arte y cuya gestión, difusión y custodia recae en la Fundación Telefónica. Sus inicios fueron un acto de compromiso con la cultura y una decidida apuesta por algunos de los artistas más representativos del genio creativo contemporáneo.
El entonces presidente de Telefónica, Luis Solana, tomó la importante decisión para la empresa de iniciar la labor de coleccionismo corporativo que recuperaba un legado artístico localizado, por aquellos años, fuera de nuestras fronteras. En aquel momento, Chillida trabajaba, entre otras, en las obras que Telefónica adquirió a la galería Maeght Lelong de Zurich.
Este compromiso ha permitido reunir más de mil cien obras con las que cuenta en la actualidad. Entre ellas, las dieciséis esculturas y veinticinco obras en papel de Eduardo Chillida resaltan y conceden, por su naturaleza, gran solidez y relevancia al discurso de la modernidad en la Colección Telefónica.
La exposición está acompañada por un programa educativo y cultural enfocado a dar a conocer la muestra a públicos diversos, desde el visitante individual y centros educativos hasta grupos con necesidades especiales. Entre estas actividades se encuentran una serie de visitas dinamizadas y comentadas, talleres para familias diseñados por Maushaus, talleres de creación para adultos o conferencias como la de Beatriz Matos, arquitecta que indagará en la relación de la obra de Chillida con la arquitectura.
También habrá espacio para la danza, actividades enfocadas al bienestar y visitas dirigidas a docentes y a alumnos de diferentes niveles escolares. Por supuesto, el programa educativo está inspirado en la obra y el pensamiento de Eduardo Chillida y las propuestas se llevan a cabo mediante una metodología que fomenta la reflexión, la experimentación y la acción.
Además, Chillida Leku vuelve a colaborar con la Universidad del País Vasco en la puesta en marcha del segundo Education Lab del museo que tendrá lugar entre el 15 de mayo y el 13 de octubre de 2024. En esta ocasión, cinco alumnas de la facultad de Bellas Artes han trabajado de manera colaborativa en la creación de un elemento de mediación para conectar las obras de la exposición con el público. El resultado es un cuaderno de actividades cuyo propósito es acercar a los visitantes a la obra e invitar a la interacción para activar su percepción y ofrecerles una manera distinta de relacionarse con las esculturas, el espacio y sus propios sentidos, a la vez que crean su propio objeto artístico.