Como ya es habitual en las últimas temporadas, Óscar de Marcos, cuarto en partidos en el santoral rojiblanco (532), ha aguardado al final de curso para hacer balance y, a la luz de esa evaluación y de la voluntad del Club, decidir su futuro: renueva hasta 2025 y cumplirá nada menos que 16 campañas en el primer equipo.
La noticia se ha anunciado en directo a la afición rojiblanca al finalizar el partido disputado contra el Sevilla FC en San Mamés. La Catedral ha sido testigo de un relevo en la capitanía con un alto contenido simbólico y emocional. En primer lugar, De Marcos ha entregado a Muniain la camiseta enmarcada y firmada por todo el equipo. La sorpresa ha llegado justo después, cuando Muniain ha escenificado la transmisión generacional legándole el brazalete, mientras en videomarcador se emitían fotografías de capitanes anteriores y finalizaba la secuencia con la imagen final: De Marcos 2025. Raúl García, la otra despedida ya conocida, le entregaba al nuevo capitán una camiseta con esa misma leyenda con el nombre y el año 2025. #EzDadilaHariaEten.
De Marcos, a sus 35 años recién cumplidos, se ha ganado la renovación sobre el campo. Ha sido el lateral derecho habitual del equipo (33 partidos) que ha devuelto al Athletic a Europa y que ha conquistado el 25º título de Copa, desempolvando La Gabarra después de 40 años.
Solventada la variable física y plasmado el deseo del Club, tocaba ponderar también en este tramo final de la temporada, con objetivos clasificatorios aún pendientes, otros aspectos importantes, como el factor anímico y la faceta mental. De Marcos, por personalidad, valores y experiencia, es uno de los pesos pesados del vestuario, y su sentido de la responsabilidad sobre el grupo lo convierten en heredero ideal del brazalete de capitán.
Después de haber sido padre por tercera vez recientemente, la familia era el último y vital elemento que podía decantar la balanza. El éxito de la campaña, con el sueño cumplido de hacer al Athletic campeón de Copa, quizás invitaba a una despedida y al colofón perfecto a una carrera extraordinaria.
Sin embargo, al igual que sucediera el año pasado, y ante un dilema de pros y contras, faltaba que Óscar de Marcos se respondiera a sí mismo a la última pregunta decisiva. Una cuestión de principios y que trasciende el interés personal: ¿qué es lo mejor para el Athletic?
Sentir que todavía le quedan piernas, cabeza y corazón para pelear por el puesto una temporada más, elevando así el nivel competitivo del equipo, ha sido la clave definitiva, y la continuidad de Ernesto Valverde una temporada más ha supuesto la guinda perfecta a una renovación que ha sido celebrada por todo lo alto en San Mamés.
El 10 y el 18, Muniain y De Marcos, separados sus respectivos debuts por apenas una semana, han permanecido juntos nada menos que 15 temporadas, toda una vida.
Desde aquella primera concentración en Isla Canela a la celebración de La Gabarra han transcurrido 5.414 días, más de 700 semanas de entrenamientos compartidos. Trayectorias paralelas con logros de un mérito enorme: campeones de Copa, dos Supercopas, subcampeones de la Europa League, cuatro veces subcampeones de Copa, una clasificación para Champions, siete años competiendo en Europa… y más de 500 partidos de rojiblanco, intercalados en la historia del Athletic junto a dos mitos como Jose Angel Iribar y Txetxu Rojo.
Eslabón a eslabón, en esa cadena en la que cada futbolista cuenta, Óscar de Marcos no solo recogerá el testigo de Iker Muniain, sino el de tantos otros compañeros que le han ayudado en el camino, y que, sin la menor duda, se alegrarán tanto como la afición de la continuidad del Gran Reserva de Laguardia.