León el africano

Amin Maalouf es un libanés de Beirut que lleva muchos años publicando novelas, ensayos y hasta un par de libretos de ópera. Yo creo que los primeros libros suyos traducidos al español lo fueron en los años 80 del siglo pasado. He mirado su bibliografía y tiene publicados casi una veintena de libros de los que he leído prácticamente todos. Y es que para mí ha sido un escritor de referencia desde que leí “La cruzada vista por los árabes” que me encantó y desde entonces he ido leyendo todo lo que se traducía al castellano. Él se define como periodista y escritor, aunque confiesa su formación en economía y sociología. Ganó el premio Goncourt con la novela “La roca de Tanios” y fue premio Princesa de Asturias de las letras en el 2010. Para mí, de sus libros, los mejores son los dos citados y además “Samarcanda” y “León el Africano” que les voy a comentar. Queda claro, por tanto, que estamos ante un autor importante y muy influyente de nuestro tiempo.

El libro está narrado en primera persona como si fuera una autobiografía, pero no deja de ser inventada, aunque el personaje fuera real. Hasan Ben Muhammad, más conocido como León el Africano había nacido en Granada y tuvo que huir cuando la toma de Granada por los Reyes Católicos. El libro está escrito en capítulos que se corresponden con periodos anuales imitando un diario y por su vida pasan personajes como los propios Reyes Católicos, el emperador Carlos V, Cristóbal Colón, Lutero, Solimán, los papas de aquellos años, etc. y en su huida recorre diversos países africanos y orientales. El autor consigue que las descripciones de los lugares sean enriquecedoras y nos recrea con el relato de las costumbres de los distintos lugares, con lo que unido a una historia de fondo que te atrapa, hace que su lectura sea un auténtico placer, una gozada.

Es una novela histórica importante, de hecho, leí hace algunos años que estaba considerada como una de las novelas histórico-biográficas y de viajes más importante. Además, es una novela costumbrista y social, lo tiene todo. En su lectura se aprecia el gran trabajo de documentación de Maalouf para escribirla. Cuando hablo de una novela histórica importante es porque, con una prosa perfecta vamos recorriendo países y vamos comprendiendo la lucha de religiones: judaísmo, cristianismo e islamismo y sus correspondientes diferencias de clases sociales de todas ellas. Todo ello hace de esta novela una joya narrativa.

Resumiendo, la situación era que la última luz de Al-Andalus que era Granada, se ha extinguido con la victoria y conquista de los Reyes Católicos. Por otra parte, Solimán el Magnífico domina el mar Mediterráneo hasta el Mar Rojo. Además, el Sacro Imperio Germánico está en guerra con el Papa y éste, además, tiene que afrontar la división de los cristianos con La Reforma. Un mundo muy agitado, complicado y que Maalouf nos plasma magistralmente en sus páginas.

El protagonista se tendrá que ir adaptando y se dejará acoger por las distintas religiones en un ejercicio supremo de supervivencia, con unas aventuras sin tregua. En las primeras páginas del libro el protagonista se define: “A mí, Hasan, hijo de Mohamed el Alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un Papa, me llaman el Africano pero ni de África ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Desi, el Zayyti, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, la caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía”.

Según vas leyendo te sumerges en las calles de Granada a punto de ser conquistada y se palpa el ambiente de derrota y de tristeza. Paseas por El Cairo lleno de gente, colorido desbordante. Conoces la Roma renacentista y mucho más. Toda una obra maestra.

Muy al principio del libro Maalouf hablando de lo que les puede pasar a los conversos que se quedaban en Granada desafiando a las autoridades cuenta esta parábola: Dicen que un sabio de nuestra comunidad puso en una ventana de su casa tres palomas. Una estaba muerta y desplumada, y le había puesto un cartel en el que había escrito “este converso fue el último en marcharse”; la segunda paloma, desplumada pero viva, llevaba el cartel: “este converso se marchó algo antes”; la tercera paloma viva y con plumas y en su cartel podía leerse;” este fue el primero en marcharse”. Así eran las cosas.

Y no es la única parábola que se relata en el libro, por ejemplo, esta otra referida a la pregunta que le hicieron una vez a una mujer beduina sobre a cuál de sus hijos quería más. Ella contestó que al enfermo hasta que se cure, al pequeño hasta que crezca y al viajero hasta que vuelva.

Termino. Para los que no conozcan a este autor, léanlo. Y para todos, estamos ante un libro muy recomendable, de una prosa casi perfecta, una maravilla. Como siempre digo, léanla en un libro de papel, en un libro de verdad, el digital es otra cosa.

Al menos a mí es lo que me parece.

Heliodoro Albarrán

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