Como llevamos observando en los últimos partidos, la Gimnastica ha entrado en una crisis complicada y difícil de manejar, sobre todo a la altura de la temporada que nos encontramos, refrendada, además, en el partido contra el Ourense.
Con algo más de 2.300 espectadores, volvió a responder la afición en una desangelada tarde, con un equipo reconocible, salvo la lesión de Chupo en el calentamiento, y con una puesta en acción esperanzadora en la primera parte del equipo segoviano, colmo de optimismo a las gradas de la Albuera.
Empezó el partido con otras sensaciones respecto a los anteriores partidos vividos en Segovia, más llegadas con peligro ante la portería rival, se cantó el gol en varias ocasiones, que sigue siendo la asignatura pendiente del equipo gimnástico. Berlanga por la izquierda, las incorporaciones de los laterales, Fer Llorente más cerca del área, y un centro del campo más compacto, tomaron las riendas en una primera mitad, que salvo una clara llegada del conjunto orensano, el resto fue de claro dominio segoviano. Fer desde el centro campo, un par de remates en balón parado, una cesión al portero que saco debajo de los palos, el balón no quiso entrar.
Falto el gol, ese bálsamo que todos esperan, que habría mandado a los equipos a vestuarios con ventaja en el marcador y eliminado los miedos y fantasmas, que te acompañan en las últimas jornadas.
Pero esos fantasmas no tardaron en aparecer, desgraciadamente para el conjunto segoviano, focalizados en dos acciones, mal defendidas, no pondré nombre, pero acciones sin peligro que no supieron defenderse con la efectividad requerida. Sin apenas peligro e iniciativa el conjunto visitante se adelantaba con un 0-2, demasiado premio para lo expuesto en el terreno de juego.
A partir de ese momento, el equipo quedó tocado, la falta de gol y aún con 30 minutos por delante, no se veía la posibilidad de arañar algún punto. Cabezas bajas, miradas al suelo, sin encontrar las soluciones, un déjà-vu de los anteriores partidos.
El carrusel de cambios tampoco logro el efecto esperado, descoloco al equipo, que durante los 60 minutos había estado bien. Quitaron las bandas, hasta ese momento estuvieron a gran altura, planteo un sistema diferente, con más riesgos, pero el equipo quedo partido en dos, que con un Ourense replegado y esperando a las contras, les facilitaba la tarea defensiva.
Unos últimos arreones, con más corazón que cabeza, hicieron que se volvieran a escapar los 3 puntos en la Albuera, en un 2025 que no conoce la victoria, ni en casa ni fuera, y con un bagaje preocupante, que habrá que analizar para dar la vuelta a esta difícil situación.
Lo que está claro es que no se puede pedir a los porteros que te den muchos puntos, pero si que se espera que no te los quite. Pero también es claro que es imposible ganar los partidos si no se encuentra el camino del gol, y con los datos en la mano, sacar adelante los partidos se antoja complicado.
Difícil situación, donde todos tendrán que aunar esfuerzos para intentar lograr un objetivo que cada vez se aleja más. No soy mucho de estadísticas, porque pienso que están para romperlas, pero el problema es que no veo cuando se pueden romper.
Tito Domingo