Antes que nada. Apagón. Ya lo has conseguido, presidente mafioso, dictador y cobarde. Y gafe también. Un paso más en parecernos a Venezuela y Cuba. Es lo que genera un gobierno socialcomunista. Ya se sabe, responsables del apagón: el cambio climático que la derecha y la ultraderecha niegan, la mala política en esa materia de las comunidades del PP y ¡lo heredado de Franco! Y que habéis solucionado, vosotros solitos, muy rápido. Que no nos informemos mal, que leamos El País, que veamos TVE o escuchemos la Ser. Vale. Tramposo. Como en la Dana (te acuerdas ¿si quieren algo que lo pidan?) ya nunca sabremos qué ha pasado con el apagón. Mientras, la Moncloa con Ábalos tu número 2, tu mujer, tu hermano, etc. cada vez huele más a lo que es, hay que cambiar el pañal, el pañal eres tú, presidente mafioso, dictador y cobarde. Vita pergit.
Reconozco que no conocía a Theodor Kallifatides, escritor griego-sueco, octogenario y que tiene publicados varias decenas de libros. Nació en Grecia en 1938 y con 25 años se exilió en Suecia, donde sigue viviendo y escribe indistintamente en griego o en sueco. Lo descubrí hace algún tiempo leyendo un artículo de Mario Vargas Llosa comentando una de sus obras y citaba este libro y hablaba maravillas de este autor.
“Campesinos y señores” es una recreación de la Grecia durante la segunda guerra mundial, desde 1941 con la ocupación nazi hasta en fin de la guerra civil en 1949. La novela empieza con el rumor de la intervención nazi y la “tranquilidad” con que los habitantes del pequeño pueblo de Yalós asumen que, una vez que la victoria en el campo de batalla ha sido para los alemanes e italianos, solo les queda asumirlo y el libro empieza con una reunión a la entrada del pueblo para “recibir” a los italianos que son los primeros que van a tomar el pueblo. Luego sustituidos por los alemanes, mucho más violentos.
El libro es una serie de capítulos cortos que nos van contando la vida cotidiana en el pueblo. La “presencia” de la ocupación nazi queda como en segundo plano, la gente intenta vivir su vida, sus anhelos, sus problemas y “la presencia” es algo que está ahí, pero no es protagonista de la novela. Este recurso literario es usado a veces con distinto éxito, cuando se consigue es fantástico, el que vayas leyendo y siempre sientas esa “presencia”, uno de los magos de esto fue Cortázar, en uno de sus cuentos, “La casa tomada” y otros.

A lo largo de los capítulos vamos conociendo a los personajes, vecinos corrientes del pueblo, el cura fuera de convencionalismos, el alcalde colaboracionista, el panadero, el maestro socialista anticuado, el tonto del pueblo (que cuenta con varios capítulos importantes). Y una presencia muy importante de las mujeres, protagonistas principales de la novela. Todos los protagonistas se van convirtiendo en importantes, hay un tratamiento tierno, compasivo de ellos, con toques de humor de vez en cuando.
El autor era un niño (3 años) cuando se producen los hechos que relata y cuenta que oyó contar muchas historias a sus mayores y luego ha investigado sobre los hechos. Es claramente, para mi, una novela de personajes, perfectamente definidos y tratados, a veces te identificas con alguno de ellos, les llegas a comprender.
Tiene capítulos y frases importantes, cuando habla de los patriotas, por ejemplo, ya en plena guerra civil “Los patriotas matarían otros patriotas y los traidores matarían a otros traidores.Así era como se veían a sí mismos y a los demás. También en Grecia había muchas personas que no eran patriotas en ese sentido, pero no llegaron a vivir mucho tampoco”. El capítulo dedicado al hambre que pasaron esos años, tanto los vecinos como las tropas y sobre todo en invierno, es impactante. Hacia el final relata la emigración que empezó a producirse, sobre todo del campo, de los pequeños pueblos a las ciudades. Diferencia brutal de clases sociales, lo cruel y absurdo de las guerras, el clima de tensión permanente en espera de noticias, rumores, son temas que trata la novela al contarnos las relaciones personales de los vecinos. Y todo resulta creíble. Se va leyendo con facilidad.
Es un libro para disfrutar, porque está bien escrito, muy bien diría yo. Porque disfrutas y sufres con los personajes, porque Kallifatides es un maestro de la naturalidad narrando, el arte de contar cosas importantes desde una visión de los pequeños protagonistas, desde las vidas pequeñas, de esas existencias que parecen que no tienen importancia. Y sin embargo llegas a comprender que en esas cosas está la importancia de la vida. Todo ello hace de su novela algo digno de leer.
Por ello he disfrutado leyendo este libro y pienso leer los otros dos de la trilogía sobre este tema de las guerras mundial y civil en Grecia. Y también el otro libro que recomendó Vargas Llosa en su artículo, porque me parece un autor que merece la pena. Y yo les recomiendo muy encarecidamente este libro “Campesinos y señores”, léanlo, disfruten de una literatura de alto nivel. Y como siempre, léanlo en un libro de verdad, en papel, los digitales son otra cosa. Al menos a mí, me lo parece.

Heliodoro Albarrán
