Asumámoslo, cesemos de marear la perdiz tratando de negar lo innegable, basta ya de resistirse a lo obvio, dejemos a un lado esa inútil desconfianza que nos impide ver la verdad. ¿Es que no os dais cuenta de que así no avanzamos?
Asumámoslo, ¡insisto!, continuar cerrando los ojos a la evidencia, prestando oídos a la insidia, caminando en sentido contrario, reclamando palpar las heridas, como Santo Tomás, para creer… Fiándonos de nuestro imperfecto olfato, rechazando degustar las mieles de la razón mientras nos aferramos al sabor amargo de la mentira… Todo ello nos conduce inexorablemente a la tristeza, a la depresión, a la ira. Esa actitud nos enfrenta, paraliza nuestra sociedad y obstaculiza el avance hacia el futuro.
Asumámoslo, ¡repito!, nuestra pertinaz falta de confianza conduce a una visión negativa del mundo, a la desesperación y a la pérdida de sentido en la existencia. Estrecha nuestro corazón, disminuye la caridad y afecta a la relación con los demás. Enfocarnos en falsos aspectos negativos y dificultades imaginarias nos impide disfrutar del bien y la belleza en la vida.
Asumámoslo, ¡reitero!, somos los únicos responsables de cualquiera de nuestros problemas. Cada uno de nosotros tiene en su mano la llave de la felicidad. Buscar culpables, pretender que la causa de nuestras cuitas es algún agente malvado externo solo nos lleva al fondo del profundo pozo en el que se pudren los sentimientos.
Asumámoslo, ¡subrayo!, somos culpables y únicamente saldremos de esta espiral viciosa si nos abrimos a la realidad, si abrazamos el dogma, si nos dejamos empapar por el único credo que mana de fuentes certeras.
Asumámoslo, ¡proclamo!, Pedro Sánchez es el guía indiscutible que ha de conducirnos al mundo feliz prometido, de él mana toda revelación. Oponernos a su liderazgo es inútil. Ningún otro camino conduce a nada y todo lo que nos cuentan los demás es falso, embuste, patraña, infundio, bulo, manipulación intencionada, que solo busca derribar al más digno dirigente y, con él, a la nación entera.
Asumámoslo, ¡suplico de rodillas!, exclusivamente él, su persona, sabe lo que nos conviene, sólo el número uno, tiene el conocimiento necesario para sacarnos con éxito de cualquier crisis, ya sea pandémica, volcánica, meteorológica, eléctrica, política, bélica o de deceleración del giro del núcleo terrestre. Y puede hacerlo en castellano o en inglés, mientras escribe a dos manos libros de enjundioso contenido y amena lectura para nuestro solaz y reeducación.
Asumámoslo, ¡porfío!, solamente la fe en él nos brinda la fuerza necesaria para afrontar los desafíos de la vida, frente a la debilidad que emana del resto y que nos conduce a la resignación y a la incapacidad de buscar soluciones.
Asumámoslo, ¡exijo!, sus sentidos discursos llenan el aire de paz e ilusión, regalan los oídos, serenan el ánimo y tranquilizan el espíritu. Bálsamo de Fierabrás que convierte el aire plomizo en brisa celestial cargada de unicornios y arcoíris. ¡Música para la mente! ¡Sedante para el ímpetu crítico! Sus palabras al viento generan confianza y refuerzan nuestras convicciones. Su verbo destaca con fuerte brillo sobre los gruñidos que vomitan sus némesis, frente a los insultos que regurgitan las derechas trogloditas, los panfletos reaccionarios, las cloacas digitales, los “influencers” de baratillo, ¡hasta los filatelistas de Cuenca!, las multinacionales sin corazón, las marujas conspiranoicas, los taxistas filósofos, los otorrinos con mala baba, los estomatólogos de colmillo afilado, los concejales de urbanismo, la flota de arrastre, los ujieres sindicalistas, las suegras del visillo, los bedeles con ínfulas, los niños de teta, los feriantes de Sevilla. ¡Y en general, cualquiera cuyo ADN no vibre síncrono y al unísono con Su Verdad Revelada!
Asumámoslo, ¡interpelo!, si queremos dejar atrás todos nuestros problemas debemos someternos, renegar de nuestro pasado pecador, acoger en nuestro seno la fe en el líder y aplaudir a coro con María Jesús, Félix, Yolanda, Pilar, Fernando…, cantemos a coro las loas y alabanzas a la acción de gobierno, rindamos las excusas, echémonos en los dulces y amorosos brazos del amado timonel, infalible caudillo y diestro guía del pueblo.
Asumámoslo, ¡demando!, ¿El Congreso? Un circo prescindible. ¿El Senado? Una residencia de ancianos con ínfulas. ¿La Corona? Un adorno caro. ¿Presupuestos? Papel mojado, ¡la voluntad del Líder es la única ley económica! ¿Oposición? Un grano en salva sea la parte. ¿Autonomías? Nidos de víboras incompetentes. ¿Instituciones? Meros trampolines que conquistar. ¿La independencia judicial? Un concepto facha. ¿Viviendas prometidas? ¡Ya son hogar con solo nombrarlas! ¿Gasto en Defensa? ¡Con Su palabra basta para disuadir al enemigo! ¿Y Red Eléctrica? ¡Ah, una entelequia privada, privadísima, más ajena al Gobierno que un monje tibetano! Si nos falta algo podemos pedirlo, pero tranquilos, que ya se inventará un comité de expertos para explicarnos por qué no lo necesitamos.
Asumámoslo, termino, así, convertidos a la fe de Sánchez y su profeta, Puigdemont, renegando de Mazón y Ayuso, seremos felices, libres, democráticos, prósperos, hermosos, guapos, europeos, elegantes, progresistas, almas puras…, y estaremos del lado correcto de la vida y de la historia. ¿Acaso no tengo razón? ¿O cree usted que debo rebajar mi consumo de LSD y Ayahuasca?
Javier López-Escobar
