Antes que nada. Comité Federal Socialista. Un capítulo más de esta película, de este documental que está grabando el dictador, el mafioso del presidente. Al maquillaje para que parezca demacrado de otras comparecencias, ahora apareció más delgado y agachado. Como los artistas de cine, que engordan o adelgazan para adaptarse al personaje que interpretan. Ahora tocaba dar más pena, pobrecito, se está consumiendo, está sufriendo mucho, por España, por los españoles, por luchar contra la derecha, la ultra derecha y los jueces. Pero todo salió mal, demasiados problemas, ya no le creen ni los suyos (salvo los tragones pesebreros y las chonis). Algunos ahora escenifican su alejamiento “mis aportaciones han sido sistemáticamente ignoradas”, dicen ¡ahora! Me suena. El gobierno está muerto, fallido, están arrastrando a España al precipicio. Todos los socialistas serán culpables, son cobardes indeseables, incluido el tonto útil, el “pagafantas” de Page. Vita pergit.
“El día del lobo” es el libro que les voy a comentar hoy. Está editado el año pasado y es otro de esos libros que combinan el relato de hechos reales, con autobiografía y novela. El autor es Antonio Soler, un escritor malagueño que además ha hecho sus pinitos como guionista de cine, crítica literaria y articulista. Antonio Soler lleva muchos años publicando libros, más de 30 años desde sus primeras novelas. Es un escritor reconocido, alabado por los críticos y respetado por sus compañeros. Ha ganado varios premios importantes, entre ellos el premio Nadal en el 2004 con “El camino de los ingleses”, magnifica novela llevada al cine hace años. Y el premio Paco Umbral al mejor libro del año, en el 2018 con “El sur”, posiblemente su mejor novela. Además de esas dos, he leído otras tres novelas suyas, de las más de veinte que ha publicado. Es por tanto un autor al que conozco, he seguido, pero no con la asiduidad de otros. Lo que no es óbice para que reconozca en él a un escritor exquisito, cuidadoso del lenguaje y que sus novelas sean siempre “redondas”, trabajadas y conseguidas.
La novela está ambientada ¡qué raro! en nuestra guerra de los mil días (la llamada Guerra Civil). Era febrero de1937, las tropas de Mussolini, se están reuniendo en Cádiz, parece que el frente de Madrid estaba tranquilo y Franco y los generales al mando del ejército sublevado, deciden que Málaga puede ser un lugar para que las tropas italianas entren en guerra. El lobo empezó a acechar. Y los republicanos, con la ciudad enferma y hambrienta, deciden abandonar a su suerte a los malagueños “Ni un fusil más para Málaga” parece que dijo Largo Caballero. Y los malagueños quedaron a merced del terror que llegaba.
El pánico cundió, las informaciones que llegaban de otras localidades, el miedo a los moros y a los legionarios del ejército franquista, las amenazas radiofónicas continuas de Queipo de Llano y la propia situación de la población, hicieron que el pueblo entrara en pánico y se desbocó. Y comenzó “la desbandá” como se la conoció. La carretera que une Málaga con Almería era la única escapatoria y a ella se lanzaron miles y miles de familias, ancianos, mujeres, niños incluidos y comenzaron la huida. Llevándose lo que podían cargar a lo que iba a ser una travesía de varios días. Pero las tropas sublevadas lo sabían, era el único punto de escape posible y fue como una ratonera. Los aviones italianos hacían pasadas bombardeando el camino y desde el mar los buques del ejército nacional les lanzaban también bombas. El infierno. El lobo mordía y mataba.

Estruendo de motores, zumbido de bombas, metralla, amasijos de ropa y carne en las cunetas, sangre, mucha sangre por todos los lados, lodo, humo, imágenes cruentas, hombres ahorcados, niños muertos. La gran matanza. Muchos consiguen escapar y volver a Málaga. Antonio Soler es descendiente de dos sagas, la materna y la paterna que lo sufrieron. Su madre embarazada tenía 18 años cuando pasó todo aquello. Escenas heroicas como el farero que decide apagar el faro para que los atacantes no puedan ver la carretera, lo que permitió avanzar y escapar a muchas personas, hasta que las tropas nacionales le encuentran y matan.
La novela empieza como un cuento: “Había una vez una ciudad quemada y un invierno frío. Saliendo de esa ciudad había una carretera serpenteante con largas cañas a los lados…” Antonio Soler elige este formato de cuento porque su abuela le contaba ese “cuento” cada noche que él preguntaba. Parece un parte de guerra doméstico. El libro narra también no solo “la desbandá” sino la vida habitual durante la guerra, con la dureza de las condiciones y de las represiones.
Se le ha criticado a Antonio Soler de ser equidistante, porque cuenta al principio del libro casos de venganza, de crueldad y horror por parte del ejército republicano. “Caminaba por un lateral de la Alameda cuando en el otro lado de la calle vio un remolino de personas con aire festivo…. Curiosa se acercó a la algarabía…. Hombres milicianos, mujeres y algún niño…. silbaban, aplaudían, lanzaban gritos mirando al cielo… el sol deslumbró a mi abuela en la primera mirada, no comprendía qué estaba sucediendo… oyó un coro de unas cuántas mujeres “¡que vuele, que vuele!”
Y antes de que mi abuela volviera a fijar la vista en el balcón, vio el paso fugaz de una sombra caer desde arriba, un golpe extraño en los adoquines… como una piedra al caer al agua… era un montoncito, una chaqueta negra, las gafas con un cristal roto, bocabajo con la cara pegada al suelo, sangre saliendo por una oreja…”. O este otro. Cuenta que en agosto, doscientos cincuenta personas detenidas por su significación derechista o por ser del clero, fueron trasladadas a Madrid a la prisión de Alcalá para evitar que en su provincia, Jaén, fueran linchadas. Al llegar el tren a la altura del Pozo del Tío Raimundo, un grupo de anarquistas subió al tren y avisaron a más gente, se fue difundiendo por Vallecas que un grupo de fascistas estaba atrapado en un tren. Ante el tumulto el Director General de Seguridad ordenó al oficial que retirase a sus guardias, el mismo director general del motín de la cárcel modelo y de Paracuellos. Abandonados los presos a su suerte, sucedió: disparos a quemarropa, puñaladas, degüellos y algún hachazo, cuerpos desvalijados y vejados aún sangrantes.
Yo creo que no es equidistante, Antonio Soler cuenta, relata, lo que sucede es que todavía hay mucha gente que no quiere reconocer que antes de la guerra y durante la guerra, se produjeron acontecimientos brutales, deshumanizados, en los dos bandos. Sólo eso, pero Antonio Soler toma partido, claramente, lógicamente. Me parece una novela desgarradora, memorable, conmovedora, emocionante. No deja indiferente. Y con la calidad literaria y la destreza para relatar y contar cosas de Antonio Soler. Muy recomendable.
Léanla, como siempre les digo, en un libro de verdad, de papel, el digital es otra cosa. Al menos a mí, me lo parece.

Heliodoro Albarrán
