Tolerancia: ¿virtud o amenaza?

Aunque no existe evidencia de que Fiódor Dostoyevski haya escrito este aforismo —«La tolerancia llegará a tal nivel que a las personas inteligentes se les prohibirá pensar para no ofender a los imbéciles»—, la encontrará miles de veces repetida en las redes sociales, ya sea de forma literal o en versiones similares, y casi siempre atribuida al escritor ruso.

Confieso que, para mi desgracia, nunca he leído nada de él y solo conozco su obra a través del cine; habré de remediarlo, Dios mediante. Son numerosas las versiones de Crimen y castigo que se han llevado más o menos fielmente a la pantalla. También recuerdo vagamente a Yul Brynner interpretando a Dmitri Karamázov, pero poco más. Por ello, es obvio que carezco de autoridad para confirmar o desmentir la atribución de esta frase a tan ilustre escritor. Todo lo más, me permito dudar.

Pero sí puedo dar mi libre opinión. En una primera lectura, parece una idea redonda, de esas que el público se apresura a calificar de “verdades como puños” y que acumulan cientos de “me gusta” y comentarios en las redes. Es un conjunto armonioso de palabras con el que cualquiera podría epatar a la audiencia: basta con iniciar un discurso pronunciándola con grave solemnidad y guardar silencio por unos instantes, seguro de haber captado la atención del público. ¿A qué se lo está imaginando?

Leyendo de nuevo el texto con algo más de atención, empiezan a aparecer matices que pasan desapercibidos en la rápida ojeada de una pantalla de teléfono móvil. Por ejemplo, ¿no le parece a usted que esta dicotomía, los “inteligentes” frente a los “imbéciles”, esconde segundas intenciones?

La cita apócrifa, atribuida alegremente al bueno de Fiódor, con el fin de dotarla de autoridad y peso intelectual, en el fondo no es más que una simple estrategia retórica que categoriza a las personas e invita al lector a identificarse inmediatamente con el grupo de los sabios, creando un sentimiento de superioridad y exclusividad. Cualquiera que no esté de acuerdo con la premisa se posiciona automáticamente en el rebaño de los idiotas. Esa es la táctica común en discursos que buscan la polarización y la lealtad grupal. ¿Le suena la historia?

Si seguimos analizando el postulado, tal vez nos demos cuenta de que presenta la tolerancia no como una virtud cívica, sino como una amenaza. Esto es un giro perverso que corroe una de las bases fundamentales de las sociedades democráticas y pluralistas: respeto y tolerancia. Este es el tipo de ideología que conduce a sucesos como los de Torre Pacheco o a actitudes como las de ciertos concejales de Jumilla.

Avanzando un poco más, veremos que el uso de la hipérbole «se les prohibirá pensar», apela al miedo a la censura y al control del pensamiento. Busca generar un complejo de persecución, donde quienes se identifican con los juiciosos se ven a sí mismos como una minoría oprimida.

La frase reduce dolosamente el origen de todos los problemas sociales a una raíz única y simplista: la supuesta imbecilidad de la mayoría, ignorando cualquier otra circunstancia y ofreciendo una causa de fácil asimilación por su público.

Debemos ser cautelosos con lo que se nos presenta en atractivas píldoras, de fácil digestión. A menudo, son un veneno que pudre nuestras almas y nos aleja, como poco, de la bondad. La vida no es tan sencilla.

¡Hay que ver lo que se puede sacar exprimiendo una sentencia aparentemente sabia! ¿Quién podría recelar de la intención, el conocimiento, la experiencia, la oportunidad y la autoría de Dostoyevski al leer aquella máxima? Permítame responder: ¡usted!, ¡yo!, ¡cualquiera con un mínimo de sensatez!

La duda es lo único que puede mantener sana la inteligencia. Y este último aforismo es, mientras no se demuestre lo contrario, mío; es hijo de mis propias dudas, lo he parido con el sudor de mis vacilaciones. Le doy permiso para usarlo, aunque le advierto: no le garantizo que citar a su autor le dé más empaque. Si acaso, diga que se le ha ocurrido a usted y desarróllelo como mejor le parezca.

Javier López-Escobar

Aspirante a lector de Dostoyevski

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