¡Que viene la Derecha! Crónica satírica del momento actual

Nuestro líder y salvador, el capitán de la nave patria, ha tomado firmemente el timón y continúa manteniendo el rumbo a babor, ¡todo a babor! Es consciente de que, si deja que los pasajeros decidan, náufragos voluntarios, el barco podría cambiar el rumbo. Nuestro apuesto lobo de mar jamás permitirá que el buque vire a estribor. Aunque él lo pronuncia “extribor”, o estribor extremo, con énfasis de comandante de submarino.

Apela al miedo, consciente de la pobre inteligencia del pasaje y del bajísimo cociente intelectual de la marinería, como único recurso de un oficial lícitamente nombrado para que no le muevan de su puesto. Sabe que no habrá motín a bordo, controla los suministros, empobrece la mente y vende salvación. Dará a cada cual lo que le pida, con tal de seguir protegiéndonos de los mares inciertos, de los monstruos abisales, de los temporales, de los remolinos y de la hipnótica atracción que las profundidades ejercen sobre los vulnerables.

El inmaculado héroe —traicionado otra vez por el segundo de abordo— está en cubierta, combatiendo en solitario, pero con fiereza, a aquellos que utilizan la propaganda, la desinformación y el pánico para controlar a las masas con sus mismas armas. ¿Es que no lo veis? ¿No os dais cuenta de que todos, excepto él, estamos equivocados? ¡Desagradecidos!

El número uno va dos pasos por delante; ¡qué digo dos! ¡Doscientos! Conoce bien a George Orwell, leyó en inglés Animal farm, cumbre de la sátira política que denuncia magistralmente la manipulación del miedo y la verdad por parte de un poder autoritario para mantener el control. Ha interiorizado cómo los cerdos manipulan a los demás animales de la granja con amenazas de que “Jones volverá” si no siguen sus órdenes, un claro paralelo con la táctica de “o nosotros o el caos”.

“Un mundo feliz”, de Aldous Huxley, reposa en la mesilla de noche. Ahí ha aprendido que una sociedad donde la gente es controlada por la conformidad, el placer fácil, y la supresión del pensamiento crítico, o —cuando hace falta— por el miedo, no le fallará jamás. Le seguirá hasta el final sin preguntar a donde vamos.

Ha visto cien veces “El gran dictador”, la mejor película de Charles Chaplin, y se imagina a sí mismo jugando con el globo terráqueo mientras borda la retórica del odio y el miedo para movilizar a las masas y permanecer inquebrantable en el poder.

Este renovado “Dr. Strangelove”, como el del filme de Stanley Kubrick, conoce los secretos de la Guerra Fría y la carrera armamentística y sabe el poder del miedo a un enemigo externo para ser reconocido como el líder que ha de tomar las decisiones. Guarda en un cajón de la mesa un anillo con la inscripción “Mutually Assured Destruction”.

En cinefórum del barrio, conoció la obra de Paddy Chayefsky y descubrió cómo los medios de comunicación pueden manipular las emociones y el miedo del público para obtener audiencia y poder. Emulando a Bale, insta a los militantes que salgan a gritar a los españoles, que proclamen sus bondades desde las ventanas de sus casas, justo mientras se desata una dura noche de tormenta.

Sobre la mesa del despacho descansa un ejemplar de “La conjura de los necios”, obra única del malogrado John Kennedy Toole. Sabe que la desesperación, el miedo y la falta de sentido en la vida de muchas personas conforman un caldo de cultivo para la manipulación y la búsqueda de “salvadores”, y ahí está él.

En una estantería de su despacho pueden verse los lomos de otras inspiradoras obras clásicas, como “Tirano Banderas” de Ramón del Valle-Inclán, o “El otoño del patriarca” de García Márquez, o “Yo el Supremo” de Roa Bastos, o “La fiesta del Chivo” de Vargas Llosa, o “El tambor de hojalata” de Günter Grass

La literatura le consuela en la soledad del mando y le da fuerzas para resistir a los Conspiradores malignos que nublan su juicio y le impiden distinguir la verdad del barro. Ingratos vengativos que pasan factura rencorosa de sus deudas imaginarias. Resentidos, otrora camaradas, ahora inadaptados, malintencionados y viejos fantasmas que le quieren recordar quién era él, hace 10 años, cuando pugnaba por comenzar su labor redentora.

Claro que hay quien dice: —no yo— que tal vez es un muñeco roto, un soldado de hojalata, un títere cuyos hilos mueven otros, una mente perturbada, un rey desnudo, un…

¿Qué le parece a usted? ¿Su CI es tan bajo como el mío, o puede ver con claridad lo que está sucediendo? ¿Cree que merece la pena inmolarse por el líder, con tal de que los españoles no tropiecen en las urnas?

¡Que viene la derecha! Está todo dicho, nada de urnas. Salvo para preguntar si ¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república?

Y mientras, aquí, en casa, tranquilo, ya he comido, estoy bien, es verano, hace calor, la vida sigue.

Javier López-Escobar

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