¿Vamos a cambiar al mundo algún día? ¿De verdad?

Desde que open AI dio a luz este monstruo llamado chat GTP y todos los derivados que vinieron inmediatamente después, mi primer pensamiento fue el de tratar de anticipar lo que vendría con toda esta revolución. ¿Desaparecerían trabajos? Claro. ¿Todos? Hombre, claramente no, los políticos serían los primeros en blindar esa digna profesión. Pero ¿Qué pasará realmente?

Esta pregunta es imposible de contestar ahora mismo porque nadie sabe a ciencia cierta cómo evolucionará esta nueva tecnología. Vi una entrevista con Sam Altman, experto y parte de Open AI, y también he leído a otros como Dario Amodei o Mustafa Suleyman, y las conclusiones a las que llegan, son que en 5 años como máximo, veremos esto:

 

  1. La llegada de los “coworkers digitales” (IA agente autónoma)

Sam Altman (OpenAI) anticipa que, hacia finales de 2025, los «agentes de IA» —no solo chatbots, sino asistentes conscientes del contexto— comenzarán a desempeñarse como trabajadores virtuales útiles, gestionando agendas, resúmenes, investigación y flujo de correos, liberando a los humanos para tareas creativas y estratégicas. Es decir, los trabajos que requieren organización, disciplina, tiempo, se harán automáticamente, y nosotros haremos lo que aún podemos desempeñar con superioridad única: las creativas o humanas.

 

  1. Salto exponencial en productividad y crecimiento económico

Altman proyecta una ola de productividad sin precedentes, comparada quizás con la revolución industrial, generada por asistentes personalizados de IA capaces de redactar informes, analizar finanzas, realizar código o simular investigaciones científicas. Empleados con máxima capacidad y sin cansancio.

  1. Descubrimientos científicos liderados por IA

Altman cree que para 2026 la IA no solo asistirá sino descubrirá ciencia nueva, creando hipótesis, simulaciones y avances en campos como la medicina, cambio climático o física—procesos que hoy toman años, podrían realizarse en días. Y quizá de manera mas eficaz en los resultados.

  1. Robots humanoides totalmente funcionales en nuestras calles

Para 2027, Altman predice la presencia de robots humanoides capaces de moverse y actuar de forma autónoma en entornos cotidianos. Estos podrían construir otros robots y cadenas productivas enteras, marcando un momento “ChatGPT” en el mundo físico. Obreros incansables…sin sindicatos.

  1. Riesgo significativo de pérdida de empleos, incluso en trabajos “blancos”

Dario Amodei (Anthropic) advierte que hasta el 50 % de los empleos administrativos y de oficina podrían desaparecer en los próximos cinco años, elevando el desempleo al 20 % en EE.UU. si no se actúa con políticas públicas adecuadas.

Mo Gawdat, ex-ejecutivo de Google X, suma que profesiones como desarrollo de software o divulgación podrían quedar obsoletas para 2027, anunciando un paso de “inteligencia aumentada” a “dominio total de la IA”.

  1. El peligro de una burbuja — y una posible caída antes de la bonanza

Analistas alertan sobre una burbuja tecnológica en la inversión en IA: montañas de dinero vertidas en infraestructura que hoy no genera retornos reales. Antes de alcanzar una edad dorada de productividad, podríamos ver un colapso financiero significativo. Nos ha pasado antes, seguro algo pasará en el futuro. Lo que desconozco es si ya entonces las IA evitarán la manipulación de la economía como pasa ahora.

  1. Extinción humana: una preocupación real

Algunos expertos, como Geoffrey Hinton, incluso hablan de una probabilidad del 10 – 20 % de que la IA cause la extinción humana en varias décadas. Agrega que los riesgos de mal uso—como la ingeniería de patógenos—ya no son ciencia ficción. Es decir, un riesgo, alto o no, de que las IA tengan acceso a virus peligrosos y que decidan usarlos para aniquilarnos o reducir el tamaño de la población, si lo vieran necesario.
Además, estudios recientes advierten sobre cómo la IA facilitaría ataques cibernéticos o biológicos a gran escala.

  1. Regulación y transparencia como salvavidas social

Altman insiste en la necesidad urgente de regulación global comparable a la de la energía nuclear o la biotecnología, combinada con apertura en investigación para evitar monopolios de poder tecnológico. Al final, hay humanos involucrados y la avaricia y la ambición seguirán presentes en cada etapa de nuestro desarrollo.

Por otra parte, expertos académicos como Kapoor y Narayanan proponen enfoques más realistas: integrar la IA con protocolos de seguridad, estándares industriales y despliegue gradual para evitar el caos regulatorio.

 

  1. IA como democratizadora del conocimiento y bienestar social

En el escenario más optimista, la IA podría:

  • Facilitar acceso omnipresente a educación, servicios de salud y asesoría legal. Las posibilidades aquí son infinitas.
  • Impulsar un modelo de sociedad post-escasez con políticas como la renta básica universal para equilibrar el nivel de vida de todos los ciudadanos del mundo.

 

Por otro lado, ¿Debemos considerar a esta tecnología como panacea para una mundo ideal y utópico? ¿Deberíamos considerar estos avances como el principio de un tan necesario cambio de paradigma en las sociedades del mundo, incluidas las del 3er mundo?

 

Si llegáramos a tener una super producción en general, y esto supusiera una escasez grave de empleo, pero una generación de riqueza superlativa, ¿se podría aspirar a una vida mejor para todos? Esta es la conclusión que me da la misma IA:

  1. La “trampa de la abundancia”
  • Sam Altman y otros líderes de IA señalan que, si la productividad crece de forma exponencial, podremos producir más bienes y servicios con menos intervención humana.
  • El problema: el empleo, que es hoy la vía principal de acceso a renta, se vuelve innecesario para millones de personas.
  • Esto genera una paradoja: habrá abundancia material, pero no habrá mecanismos claros de distribución.
  1. Renta Básica Universal (UBI)
  • Propuesta más repetida: otorgar un ingreso garantizado a todos, independientemente de que trabajen o no.
  • Altman defiende la idea y hasta planteó un fondo global financiado por la propia productividad de la IA y la robótica.
  • Bill Gates también ha sugerido “impuestos a los robots” para financiar esa renta.
  • Críticos: temen que un ingreso básico desincentive innovación o que no alcance a cubrir desigualdades más profundas.
  1. Modelos híbridos

Algunos académicos plantean que no pasaremos a una sociedad sin empleo de golpe, sino a un modelo mixto:

  • Empleos humanos en sectores de alto valor humano (cuidado, arte, educación personalizada, relaciones).
  • IA/robots encargados de lo mecánico, repetitivo o analítico.
  • Sistemas de redistribución (UBI, renta mínima, participación en dividendos de empresas de IA) como colchón.
  1. Nueva definición de “trabajo”
  • Filósofos como Yuval Noah Harari hablan de que el reto no será solo económico, sino psicológico: ¿qué significa vivir sin empleo?
  • El riesgo es una clase social “inútil” (en términos del mercado), con sensación de vacío existencial.
  • La oportunidad es redefinir trabajo como actividad con sentido: arte, ciencia, voluntariado, cuidado mutuo.
  1. Obstáculos políticos y culturales
  • Países con tradición de bienestar social (ej. nórdicos) quizá adopten antes una renta universal.
  • Otros, con fuerte énfasis en la ética del trabajo (ej. EE.UU.), podrían resistirse más tiempo.
  • El cambio no será solo tecnológico, sino de valores culturales y sistemas de poder.

💡 En resumen: la hipótesis de un ingreso sin empleo es tomada muy en serio. La superproducción vía IA + robótica podría forzar un nuevo contrato social: menos centrado en “ganarse la vida” y más en “vivir la vida” —aunque queda por ver si los gobiernos, las élites económicas y la sociedad civil estarán dispuestos a redistribuir la riqueza generada.

El dilema.

Tenemos la oportunidad de usar esta tecnología a favor de un futuro más igualitario en la sociedad, con amplias posibilidades de acabar con la pobreza. O podemos seguir con el mismo modelo y vivir con las desigualdades de ahora. Ambos futuros no dependen de la tecnología, sino de nuestras decisiones colectivas. La IA puede ser la imprenta que democratizó el conocimiento o la máquina de guerra que amplificó la destrucción. El dilema está en nuestras manos: ¿la convertiremos en un lujo de pocos o en un derecho de todos?

Quizá, en el fondo, lo que la IA nos pone por delante no es una pregunta sobre las máquinas, sino sobre nosotros mismos: ¿Qué decisión vamos a tomar? ¿Seguir igual que hasta ahora, o buscar un mejor equilibrio y justicia para todos en general?

 

 “Nuestro tiempo es el de la responsabilidad. Hemos inventado poderes que no podemos usar sin transformar lo que somos.” — Jean Rostand

 

José Luis Haces

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