Empecemos esta nueva entrega analizando como se puede costear un alto porcentaje del ciudadano medio español los periodos de vacaciones que se le avecinan en las próximas semanas o meses del año en curso.
Pero antes de ello indiquemos que el turismo en España a lo largo de las décadas desde 1960, ha experimentado un crecimiento notable y se ha convertido en un pilar fundamental de la economía. Desde sus inicios como un destino turístico de costa, cultural, histórico, gastronómico y deportivo ha definido la diversificación de su oferta turística, España ha sabido adaptarse a los cambios y desafíos de la industria.
Y claro, el protagonista de esta historia, el turista español, al igual que su primera industria en la actualidad, ha sabido adaptarse para financiar su tiempo de ocio.
Los primeros afortunados y amparados por iniciativas provenientes de Estado, compartían presupuesto y disfrutaban de unos días de vacaciones, principalmente en época estival. Los años fueron pasando y las oportunidades provenientes de entidades privadas, asociaciones y otros colectivos crecieron exponencialmente, bajo un denominador común, la financiación propia.
Pero paralelamente las ofertas de productos turísticos, tanto de interior como de exterior, dedicados a otros potenciales clientes, igualmente se incrementaron. Sus costes ya no eran lógicamente iguales y por tanto, su financiación bien distinta.
Y ahí es donde entraron entidades, como agencias de viaje, Bancos y empresas expertas en préstamos al consumo, a facilitar y atender financieramente la inagotable oferta turística que hoy en día se puede encontrar a unos precios venta al público, que lógicamente se adaptan a la fluctuación de sus costes.
Si antes el objetivo “descanso” se satisfacía con la tenencia de tiempo, ahora el mismo objetivo, en muchos casos, se consigue además gracias a su financiación. Las fórmulas habilitadas y sus correspondientes efectos, son variadas y adaptables a las posibilidades de cada uno.
Según los últimos datos sobre el importe de los saldos vivos aportados por el Banco de España, en 2023 se pidieron 45.868 millones de euros en créditos al consumo a corto plazo y entorno al 10% de ellos fueron para financiar viajes, es decir sobre 4.500 millones de euros y con especial relevancia, sirva como ejemplo, en el mes de julio del pasado año con un 7,9% más que el mes precedente junio. Otros destinos de estos créditos son obras y reformas, estudios, compras de vehículos o tesorería. Si a esto le unimos que el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo, está provocando que los tipos de interés de la banca española para este tipo de estos préstamos hayan aumentado hasta situarlos por encima del 10% en apenas un año. Esto no ha evitado que los españoles financien sus vacaciones. Entre pagar más por un crédito o no irse de vacaciones, los ciudadanos tienen clara su preferencia.
Si partimos de la base que acertar al contraer una deuda dependerá casi siempre de las obligaciones acumuladas que tenga el solicitante. Esta nueva carga financiera apalancara nuestra supervivencia y deberemos considerar si podemos o no soportar ese mayor gasto.
Pero vayamos a las fórmulas que podemos encontrar.
Empecemos por las agencias de viaje que nos venden el pack al completo, viaje y financiación. En este caso, cuotas pequeñas en número y no muy extensas en el tiempo, al ser importes no muy altos y por ello con intereses más ajustados y con alguna vinculación mediante la adquisición de servicios paralelos (seguros, tte. etc). Sigamos con los Bancos que nos permiten, mediante la concesión de préstamos, cuotas más extensas en número y tiempo, eso sí, con un interés elevado y comisiones y alguna que otra vinculación. Y para terminar, las empresas financieras dedicadas a otorgar préstamos personales al consumo, mediante préstamos a un alto interés y un plazo que puede llegar hasta los ocho años y con las comisiones correspondientes. Que no es aconsejable, las tarjetas de crédito y en especial las tarjetas revolving por su coste que puede llegar a ser excesivamente elevado.
En cualquier caso, la solvencia será requisito para obtener esa financiación y poder llevar a buen término nuestro ansiado descanso.
Y, para terminar, los datos son definitorios, casi el 50% de los endeudados, elige costearse con un préstamo personal para sufragarse las vacaciones; algo más del 25% se decanta por las tarjetas de crédito y en menor medida aquellos que eligen los anticipos de nóminas y prestamos de familiares. A pesar de todo, un porcentaje cercano al 40% de los ciudadanos españoles financia sus vacaciones con ahorro; como se realizaba décadas atrás. Claro que por entonces solo “descansaba” quien podía.
En resumen, las ansiadas vacaciones, puentes y fines de semana, a buen seguro, se van a seguir disfrutando independientemente del incremento de sus costes, de la inflación recurrente e incluso de si su duración es mayor o menor. Pero no perdamos de vista que de regreso y de repente te encuentras con un nuevo pago mensual que posiblemente reducirá tu calidad de vida, ya que con seguridad tendrás que privarte de pocas o muchas cosas, algunas necesarias para cubrir nuestro umbral de supervivencia.
Mario Sastre de la Calle