La celebración de la séptima edición de la ‘Noche en Blanco y Negro’ de la Diputación transformó la localidad de Prádena en un escenario mágico. Este evento cultural, que ya se ha consolidado como un referente en la provincia, ofreció una noche inolvidable llena de talento y diversidad musical que no quisieron perderse el presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente y el vicepresidente y titular de Cultura, José María Bravo.
El festival de pianos en el exterior contó con seis agrupaciones musicales que deleitaron al público durante más de cuatro horas con un variado repertorio de ritmos que fue desde la música de cámara hasta la folclórica, pasando por el pop, el flamenco fusión, el jazz, el soul o rhythm and blues; y que se desarrolló en tres escenarios ubicados en diferentes puntos emblemáticos del municipio que aportaron una atmósfera única a una estupenda noche de verano.
La parte trasera de la iglesia de San Martín ofreció un telón de fondo histórico para las interpretaciones más íntimas y clásicas. La Plaza Mayor de Prádena se convirtió en un vibrante punto de encuentro, mientras que el Antiguo Telar, situado en la pintoresca zona de El Enebral, añadió un toque de rusticidad y nostalgia, creando un ambiente perfecto para las actuaciones más emotivas.
El evento comenzó a las siete y media con el espacio de ‘Piano libre’, donde pianistas amateurs y estudiantes tuvieron la oportunidad de mostrar sus habilidades con improvisaciones y actuaciones espontáneas, fomentando la participación y la creatividad. Y a partir de las ocho y media comenzaron simultáneamente en los tres escenarios las diferentes actuaciones:
El pianista Manuel Tévar, junto con clarinetista Irene Ces, agrupados en el Dúo Bela Kovacs, demostraron virtuosismo en su máxima expresión al interpretar algunos tangos de Piazzolla, obras de Klezmer y clásicos de Cinema Paradiso. La polifacética compositora Erika López mostró su versatilidad como artista fusionando temas de pop con ritmos de folk y de jazz, y aderezando cada obra con una voz cargada de personalidad.
Por su parte, los hermanos Yael Levi y Darío Meta cautivaron al público con su complicidad y su fuerza “casi” salvaje. Sensibilidad y pasión a partes iguales en un repertorio de rhythm and blues y new soul, en el que no faltó la Diva del Soul, Amy Winehouse, que despertó el fervor de los asistentes. Los amantes del flamenco tuvieron la ocasión de disfrutar del bajista Kostan González y de uno de los pianistas flamencos más importantes de nuestro país, Lorenzo Moyá, que se arrancaron por bulerías y rindieron su particular y humilde homenaje al Maestro, Paco de Lucía.
Y hablando de maestros, Moriles se ha ganado a pulso este calificativo. En esta ocasión, acompañado por Ignacio “El Buho” Vidaechea, rindieron culto a la improvisación con un repertorio jazzístico que también quiso hacer un guiño al sur, con el tema que eligieron para el concierto final, ‘La Leyenda del Tiempo’, de Federico García Lorca y Ricardo Pachón. El arte de la coordinación lo dominaron a la perfección Sandra Cassanova y Vicente Uñón. Técnica, sensibilidad y mucha, mucha complicidad, en un repertorio de música clásica que dejó para el postre el primer movimiento de la ‘Sinfonietta Op. 49’ para piano a cuatro manos de Nikolai Kapustin.
Hacia las nueve y cuarto se produjo el clásico encendido de las velas, tan característico de este festival, y que prendieron hasta medianoche, momento en el que tuvo lugar, en el escenario ubicado en la Plaza de Mayor, el concierto conjunto de las seis agrupaciones musicales. Pieza a pieza, fue apagando cada una de las velas que transformaron Prádena en un escenario de ensueño, destacando la belleza y el encanto propios del municipio.
José María Bravo resaltó la importancia de este “evento único”, más que consolidado en la provincia, como un “encuentro obligatorio” para los amantes del arte y la música, y recordó que la próxima edición de esta ‘Noche en Blanco y Negro’ será en la Villa de Cuéllar.