Don Felipe presidió la conmemoración del 185º aniversario de la Fundación de la Sociedad Bilbaína, como referente cultural, social y recreativo de Bilbao.
A su llegada, Su Majestad el Rey fue recibido por la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeira; la delegada del Gobierno en la Comunidad Autónoma del País Vasco, María Soledad Garmendia; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, Ibone Bengoetxea; y el presidente de la Sociedad Bilbaína, Juan Ignacio Goiría entre otras autoridades.
Tras los saludos, Su Majestad el Rey inauguró la placa conmemorativa con motivo de su visita que conmemora el 185 aniversario de la Fundación de la Sociedad Bilbaína.
Seguidamente, Don Felipe fue recibido con el Aurresku de honor, trasladándose posteriormente a la segunda planta, donde ocupó su lugar en la mesa presidencial del comedor principal para el almuerzo.
Allí, Su Majestad el Rey dirigió unas palabras a los asistentes, donde destacó que «os doy la enhorabuena, socios y amigos de la Bilbaína, por esta fecunda historia de la que podéis estar orgullosos, y os deseo que mantengáis el rumbo, atentos siempre al sentir de cada momento pues tengo la certeza de que –como hasta hoy- seguiréis haciendo mucho por esta Villa y por esta tierra».
Tras el almuerzo, Su Majestad el Rey se dirigió al salón principal donde recibió el saludo de los miembros de la Comision de Admisión de la Fundación de la Sociedad Bilbaína a lo que prosiguió la actuación musical «Agur Jaunak» interpretada al piano.
Seguidamente, Su Majestad el Rey firmó en el Libro de Honor de la Sociedad Bilbaína. Y antes de su despedida, Su Majestad el Rey se realizó una fotografía junto a los trabajadores de la Sociedad Bilbaína.
La Primera Guerra Carlista (1833-1839) estaba en sus últimas pólvoras cuando 133 bilbainos decidieron fundar un club social similar a los que iban apareciendo en otros países de Europa, sobre todo con aire inglés. Así, un día de mayo de 1839, los fundadores de la Sociedad Bilbaina se reunieron y nombraron a la primera Comisión Directiva. Las primeras ocupaciones de esta comisión fueron seleccionar un local adecuado para el nuevo club y redactar el primer reglamento por el que se regiría la entidad.
A partir de ese momento, la Sociedad Bilbaina comenzó a avanzar a toda máquina. De hecho, al año siguiente de su fundación ya contaba con 240 socios. Como a finales de 1843 los socios ya eran 300, al año siguiente se planteó la necesidad de trasladar la sede del club a un local más espacioso. El primer proyecto de expansión resultó fallido, pero se convirtió un anhelo permanente para la Sociedad Bilbaina. La iniciativa trató de retomarse en varias ocasiones (1847, 1857, 1866 y 1882), pero ninguna tuvo éxito.
Respecto al proyecto de cambio de sede de la Sociedad Bilbaina, cabe destacar que los terrenos del nuevo emplazamiento, conocidos como Terrenos de la Concordia, eran propiedad del Banco de Bilbao. Al concurso para el diseño del nuevo edifico se presentaron 13 proyectos. El arquitecto ganador del concurso, Emiliano Amann, tenía 27 años y se había titulado dos años antes en Madrid.
El espacio que media entre el fin de la Guerra Civil (1939) y la celebración de los 150 años de la Sociedad Bilbaina (1989) está marcado por tres acontecimientos especiales: el edificio de la calle Navarra cumple sus primeros 50 años en 1863; la Sociedad Bilbaina crea su club de campo, tarea que abracó un periodo de seis años (1969-1975); y, por último, la Villa se ve envuelta en la catastrófica inundación de agosto de 1983. En la década de los 40, marcada por el nuevo régimen político, la Villa padece la terrible escasez de la posguerra y asiste al estallido de la II Guerra Mundial.