Al Unami C.P. se le está yendo el proyecto de la Tercera División por el sumidero. En tan solo tres meses escasos, no por mala suerte, no por el destino ni por conspiraciones, solo y únicamente por la lamentable y nefasta gestión del dúo letal (Francisco Andray, presidente del Unami y Emilio Illanas, descoordinador del club). El otro día afirmaba Andray “nos pasa de todo”, cuando el mensaje preciso hubiera sido decir, «hacemos todo mal». Pero poco podemos esperar de quién afirma, y lleva como eslogan que “ el 98% de las cosas, las hacemos bien”.
Andray e Ilanas han desmontado, descuartizado en pocas semanas el cuerpo técnico del equipo. A estas alturas de la competición, el club ya carece de director deportivo (que duró unos pocos meses), no cuentan con segundo entrenador, ni con preparador físico, todo con lo que cuentan es con el entrenador, Juan Folgado, recién llegado que lleva en la mochila dos descensos en un año y sin experiencia en la Tercera División. Todo estas son las armas que Andray e Illanas creen, entienden que valen y sirven en una categoría como la Tercera División para conseguir el objetivo de la permanencia.
Ahora el peculiar dúo se ha puesto a la búsqueda de un preparador físico, y en el proceso han contactado con un preparador físico de Segovia, que ha rechazado la oferta, y con otro preparador físico de Madrid, con el que por cierto el club tiene una deuda económica pendiente con él y como es evidente esa persona ha rechazado tal atrevida oferta. (No les engañen, estas son las formas de los Andray e Illanas). De fracaso en fracaso, de ridículo en ridículo.
La desesperación del Unami es tal, que se han puesto en contacto con estudiantes de TAFAD, parece ser que son desconocedores que nadie con esa titulación está capacitado, ni puede ejercer para la preparación física de un equipo. Todo será que el día que vayan a dar de alta la ficha desde la Federación de Fútbol les denieguen esa alta. Este es el grado de desconocimiento del dúo que tan mal lleva las riendas del club. En estas manos está el UNAMI. En unos días, no tardando, asistiremos a un club en Tercera División sin preparador físico, y con estos mimbres aspirarán a lograr el objetivo.
Nadie quiere ya subirse a un barco dirigido por el dúo, nadie se fía y nadie confía en la gestión de ambos, que llevan el club a la deriva. Cada día, cada semana, cada mes, los Andray e Illanas están más solos, cada vez les sigue menos gente. Algún día cuando se den la vuelta verán que no hay nadie detrás de ellos, cuando se den cuenta será tarde, muy tarde para el club.
Al Unami le molesta que se cuente la realidad de lo que está sucediendo, no les gusta la verdad, les incomoda, se revuelven, no quieren que nadie cuente la verbena que hay montada en el club. Un club que nunca ha llevado bien la crítica ni nunca ha ejercido la autocrítica, necesaria para revertir una situación que se hace crítica. Desde la autocomplacencia y la pena el Unami no salvará los muebles. Que no se preocupen en el Unami, que pronto, muy pronto nadie hablará de ellos, si ese es el objetivo pronto lo lograrán, el de la permanencia otro gallo cantará. En eso gastan las energías, en meter toda la mierda debajo de la alfombra, evitar que nadie cuente nada y que nadie se entere, que el aficionado se entere de lo que a ellos les conviene y siga pagando.
¿Se han planteado Andray e Illanas irse a casa y dejar de hacer el ridículo?