En el deporte, como en la vida, la humildad

Artículo publicado en El Norte de Castilla el día 18 de julio de 2017.

 

Se ha ido José Manuel Martín de Vidales ¨Caramelo¨: luchando, peleando y optimista hasta el final.

Como era él, como eran los colores del fútbol que eligió en su vida. Caramelo no era de ir pregonando sus males o sus penas, prefería poner una sonrisa y tirar para adelante.

Se va el que ha sido durante más de diez años directivo del C.D. La Granja. Pero eso sí, no un directivo de los de palco, salir en la foto y buscar el protagonismo. Él era de estar por detrás, en la sombra pero trabajando desinteresadamente, como hizo todos estos años en La Granja: sirviendo en el bar, preparando las cosas a los jugadores o barriendo un vestuario. El  C.D. La Granja le debe su agradecimiento eterno. Gente como Caramelo, que así es como se le conocía, es la que hace grandes a los equipos más modestos.

Él eligió dos equipos de fútbol en su vida: el C.D. La Granja y el Atlético de Madrid, y defendió, llevó con orgullo y represento ahí donde estuvo con ejemplaridad sus valores. Con él no era difícil hacerse de esos equipos, algo que supo inculcar y trasladar a sus hijos de forma admirable. Unos colores que han estado con él hasta el final de sus días y le acompañarán para siempre. La humildad de Caramelo le convertía en un ser extraordinario y ejemplar. Una persona que reunía valores tan poco de moda en estos momentos como la humildad, la discreción y el sentido del humor, como Caramelo son las que personas que necesita esta sociedad, las que necesitamos para hacer un poco mejor las cosas.

Tuve la oportunidad, diría la suerte, de conocerle y tratarle a través de mi oficio del fotoperiodismo, y era de los que facilitaban y ayudaban en todo lo que podían. Siempre con un ¨¿que necesitas?¨,  ¿te hace falta algo?¨… siempre su mano dispuesta ayudar y su sonrisa perenne. Me quedo con todos esos ratos antes, durante y después de los partidos, sus conversaciones, conocimientos y confidencias, y los ratos que pude compartir con él fuera del campo de fútbol.

Creo sin miedo a confundirme, que lo que más orgullo le dio fue ver como su hijo, David ¨Caramelo II´ llevó con entrega y defendió los colores del C.D. La Granja. Se le caía la baba fin de semana tras fin de semana de ver ahí a su hijo, con el escudo del equipo de su pueblo en el pecho. Pero no era el típico padre de jugador tostón que solo sabe hablar de las cualidades que tiene su hijo, olvidando que está en un equipo. No, a nadie le decía o mareaba con que bueno es mi hijo o ese que esta ahí es el mío. Lo llevaba como era él, con humildad, discreción y orgullo. Podían pasar años y no sabías que el era el padre de aquel defensa. Eso le hacía especial, le hacía mejor. Gracias por tener siempre esa disposición y ayuda, siempre estaré agradecido.

Sería difícil olvidarle, pero es que no le vamos a olvidar, porque no debemos de olvidar a quien contribuye a hacer las cosas bien y a dejar un mundo mejor. Estamos obligados todos los que le hemos conocido a recordarle para siempre. Ha sido una de esas personas a las que uno se alegra de conocer, y te reconcilia con el mundo.

Se va dejándonos su recuerdo y ejemplo, pero también sus dos mejores obras que son David y Roberto, que ha conseguido que mantengan lo mejor de el. Sirvan estas líneas de humilde homenaje agradecimiento y de ánimo y empuje para una familia buena y ejemplar en estos duros y difíciles momentos.

Hasta siempre Caramelo.

Javier Segovia Muñoz

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