En esta ocasión no voy a comentar ningún libro, voy a dar mi opinión sobre el HAY Festival que se ha celebrado estos días pasados en Segovia. Me refiero al “núcleo central”, a la mayoría de los eventos que se celebraron del 12 al 15 de septiembre pasado. Y esa es la primera discrepancia que tengo, añoro las primeras ediciones cuando todo se concentraba en cuatro días, de jueves a domingo de una semana de septiembre. Ahora no, este año el festival realmente empezó el 20 de junio y se alargará hasta el 9 de noviembre.
He asistido a todas las ediciones del HAY desde que se celebra en Segovia, cada año suelo asistir a unos cuantos eventos, cuatro, cinco, seis, depende de las coincidencias y de mis preferencias. Mi sensación es que el festival se ha ido “degradando” en cuanto a su significado inicial de gran acontecimiento de las letras, de literatura. Por Segovia y gracias al HAY han pasado y hemos disfrutado de ello, infinidad de grandes escritores, incluidos muchos premios Nobel. Ahora el festival, me parece que es otra cosa. Me explico.
En primer lugar, ya está dicho, prefiero la concentración en cuatro o cinco días a lo de este año (y alguno más de los pasados). En total había programados 61 eventos, de los cuales más de 20 han tratado de temas “no literarios”, aunque algunos tengan alguna relación con los libros, pero no es lo mismo. Ha habido proyección de películas de cine, conciertos de música clásica y de DJ, se han celebrado exposiciones, se han organizado varios talleres de autobiografías y de otros temas, se ha escenificado la caída del muro de Berlín, diez o doce de los eventos han tratado temas como la situación en Irán, el arte y arquitectura, la ciencia, matemáticas, política, periodismo, artesanía y diseño… temas importantes, interesantes, pero no es literatura.
Otro tema que no comparto es la “extensión” del festival a otras ciudades. Este año ha habido eventos en Portugal, Madrid (2), León y Burgos. Es el HAY de Segovia. Me parece.
Los lugares de celebración. En esta edición, en la sede del IE University han tenido lugar más de 30 eventos. Parece que dentro de unos años el HAY tendrá como sede única el IEU. Y una queja de esta sede, la falta de señalización, No es tan complicado unos carteles que te guíen por dentro de la instalación, unos carteles que identifiquen la Sala Capitular y el Aula Magna, para no tener que ir preguntando continuamente. La señalización tampoco hubiera estado de más en la Sala de Lectura.
Según la página web del Festival, solo en 16 de los eventos se han agotado las entradas. Y esta es otra queja importante. Ya sé que, en Segovia, en los actos culturales, hay muchos invitados, que los que compramos las entradas somos muy pocos. Pero llevo ya algunos años observando que no hay ningún control de las entradas, te arrepientes de haberlas comprado, y lo preocupante no es el exceso de invitados. Hace años sí se controlaban las entradas en papel y las digitales, ahora con enseñarlas vale y en ocasiones, ni eso. Yo recibí un email en el que me decían que mi asiento estaba en la “zona A” de un determinado día, que evidentemente ni estaba identificado, ni nadie me guió a esa invisible “zona A”. Me parece una falta de respeto a los (pocos) que parece que pagamos.
Yo pienso que se está perdiendo el glamur, o gran parte de él. Hace años se cuidaban los escenarios, fondos más atractivos, adornos florales. Y el final de cada evento era delicado, elegante: un voluntario de la organización entregaba una rosa blanca o amarilla a cada uno de los participantes. Con delicadeza, con primor. Todos esos voluntarios iban “uniformados”, con una camiseta especialmente diseñada para el festival, todos iguales. Ahora no, las personas que ayudan a montar todo van sólo identificadas con una acreditación, antes era más fácil y más bonito. Este año se ha entregado en lugar de una flor, un ramito de laurel, que también me parece bien, aunque desconozco su significado, pero se ha entregado, de manera “atolondrada”, sin cuidar ese momento que engrandece al festival. También hay menos comunicación, antes, durante los días previos se creaba en la ciudad un ambiente de festival, de HAY. Creo que faltan soportes publicitarios, más actos previos como entrevistas, recordatorios, comentarios, valoraciones, con estilo y que vayan creando ese ambiente que antes se conseguía.
Cada uno de los escritores que participan, uno o más, siempre lo hacen acompañados de una persona que lo presenta y dialoga con el invitado. El papel de esa persona tiene que ser, en mi opinión, discreto, el protagonista no es él. Otros años nos hemos tragado a Juan Cruz, gran periodista, buen escritor, pero que en su papel de introductor o acompañante del invitado no vale, nos hemos tragado “introducciones” de más de 10/15 minutos y sus intervenciones eran como si el invitado fuera él y no el escritor que tenía enfrente, era un continuo lucimiento personal. Este año de los cuatro a que he asistido, el último de Alberto Olmos estuvo acompañado por Marta Medina, que nos demostró “sobradamente” su conocimiento del cine, estorbaba. Un periodista, de La Vanguardia creo, estuvo con Juan Tallón y tampoco dio la talla, preguntó lo que tenía anotado, en orden y aunque no viniera al caso, menos mal que Tallón sacó su fina ironía y le descolocó en algún momento. Muy bien estuvo Carlos Aganzo en su presentación de Emilio del Río, conocedor del personaje, sabe que Emilio es un showman, que llena el escenario, que es ameno y que hace de los clásicos algo entretenido y le dejó hacer, no le estorbó. Y el cuarto al que asistí, fui a ver y escuchar a Juan Soto Ivars, brillante y claro como siempre, con dos personas de CEDRO al lado que no entorpecieron demasiado, pero que me sobraron.
De todas formas, deseo que tengamos HAY Festival para muchos años. Estas pequeñas cosas y temores, son solo mías. Como siempre digo, al menos es lo que a mí me parece.
Heliodoro Albarrán