Franz Kafka

Antes que nada. ¿Habrá presupuestos? No se sabe. En la cueva de Waterloo se está negociando y hasta allí ha ido la serpiente (política). En la cueva se mueve bien y es posible que lo consiga. El resto ya está comprado. Si al final hay presupuestos, olerán a goma-2, estarán manchados de sangre. Todo para que el uno y la sota sigan en sus tronos de cartón. Siempre Borges: “Esto no es una democracia, es un mal uso de la estadística”. Vita pergit.

Este año se cumplen cien años de la muerte del escritor Franz Kafka. Había nacido cuarenta años antes en Praga (le faltaba un mes para cumplir 41 años) y murió en Austria. Hablar de Kafka es hacerlo de un gran escritor, de uno de los más influyentes de la historia. Es frecuente oír contar a grandes escritores la influencia que en sus libros ha tenido Kafka. Y por supuesto, en la vida normal el sobrenombre de “kafkiano” se ha quedado como sinónimo de algo absurdo, angustioso. Y también se habla de “kafkólogos” en referencia a los infinitos escritores, filósofos, críticos literarios, médicos, que han estudiado sus obras y su vida.

Todo en Kafka es dudoso, inquietante. Su vida, su aparente locura final, su muerte por tuberculosis en un sanatorio, sus relaciones sentimentales fracasadas en su mayoría. Como dato también inquietante la mayor parte de sus libros se publicaron después de muerto. Estuve viendo en el cementerio judío de Praga su tumba y en las fotos que hice ese día, se ve que es igual de extraña que todo en él. Es una columna hexagonal o algo así, terminada como en una pirámide. Tiene algunas inscripciones en hebreo y en alemán, y se puede ver que está enterrado junto a sus padres. Siempre fue un personaje que despertó mi curiosidad y una asignatura que tengo pendiente es la lectura de su biografía, de conocer más su vida y que espero aprobar este año.

He leído a través de los años varios libros de Kafka: América (también publicado como El desaparecido o el fogonero), leí un pequeño libro de aforismos, El proceso, El castillo, La condena, La muralla china y por supuesto Metamorfosis. Esta última es la mejor para mi sin duda, la leí hace ya muchos años y la he releído ahora publicada dentro de la Revista de Occidente que en su número de junio ha dedicado gran parte de su contenido a Kafka. También este año he leído Carta al padre y hace unos pocos días, leí Soy Milena de Praga de Mónica Zgostova, confesiones de esta mujer que tuvo una gran relación con el escritor y que fue, para muchos, su verdadero amor. Creo que, a lo largo de muchos años de lectura de Kafka tengo una opinión formada y no sé cómo expresarlo. Nunca me llegó a convencer del todo como un gran escritor. Me parece que Metamorfosis es una gran novela, por la novedad del tema, por cómo está tratado, por la maestría del desarrollo de la trama, angustiosa y me parece una gran novela porque además suscita múltiples interpretaciones, se puede hablar de infinidad de temas tratados en la novela.

El comienzo de Metamorfosis me parece magistral, de los más conocidos de la historia: “Al despertar Gregorio Sansa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto…” Al parecer el título original era La transformación y ese monstruoso insecto que parece lo más lógico pensar que era un escarabajo por el desarrollo de la novela, lo cierto es que el propio Kafka alimentó ese debate y no dejó siquiera que en la primera edición se pusiera en la portada del libro una imagen de un insecto, se opuso tajantemente.

La novela tiene tintes de absurdo y de angustia, características clásicas de todas las obras de Kafka, pero además en La metamorfosis hay ciertos toques cómicos. Por ejemplo, cuando los padres se enteran de la muerte de su hijo Gregor, la asistenta se lo cuenta: “… abrió la puerta del dormitorio de los padres y exclamó a voz en cuello en la oscuridad: ¡vengan a ver, la ha palmado! El señor y la señora Samsa estaban sentados en la cama de matrimonio y tuvieron que sobreponerse al susto que les produjo la asistenta antes de lograr entender su mensaje…”

También hay momentos crueles, dentro del absurdo. La transformación en un bicho del hijo hace que la convivencia familiar con él se vaya haciendo insoportable, la hermana al principio es la única que intenta comunicarse con él pero acaba exclamando: “Tiene que desaparecer, es la única solución, padre…” Evidentemente está pensando en ¿“pisar” al escarabajo? o ¿“tirarle por la ventana”?

Como les digo, todo un absurdo, pero una gran novela. Se lee fácil, engancha, alucina, sorprende, hace pensar, no deja indiferente a nadie. Una gran novela. Del resto de sus libros que he leído no les comento prácticamente nada, Carta al padre me ha gustado mucho, como novela, independientemente de que la escribiera de verdad para dársela a su padre. Al parecer se la dio a su madre para que después de leerla se la entregara al padre, pero lo que hizo fue devolvérsela al propio hijo de nuevo. Después parece que se la envió a Milena, su gran amada y parece que nunca llegó a su padre. Desde su publicación se dudó de que el contenido fuera autobiográfico. Por eso les digo que, aparte de todo, como relato me parece muy bueno. Y el libro Soy Milena de Praga de Mónica Zgostova me ha encantado, me parece delicioso.

Aprovechen el centenario de su muerte como excusa para leer alguno de sus libros. Seguro que les fascinarán, espero que más que a mí, seguro. De todos modos, en las líneas anteriores queda claro que no es de los autores que tengo en mi “Olimpo” pero que tiene obras magistrales. Ya saben lean alguno de sus libros, pero en papel, en un libro de verdad, el digital es otra cosa. Al menos a mí, es lo que me parece.

Heliodoro Albarrán 

 

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