Acordar, del latín ‘Accordare’, derivado de cor, cordis ‘corazón’

La palabra «acuerdo» tiene sus raíces en el latín «accordare», que significa «estar de acuerdo» o «concordar». Este término se deriva de «ad» (hacia) y «cor» (corazón), lo que sugiere una unión de corazones o voluntades. En su origen, la palabra implicaba una armonía de sentimientos y pensamientos, una convergencia de intenciones que llevaba a una resolución común.

A lo largo de la historia, el concepto de acuerdo ha sido fundamental en la construcción de sociedades y en la resolución de conflictos. En la antigua Roma, por ejemplo, los acuerdos eran esenciales para el funcionamiento del sistema legal y político. Los pactos y tratados entre diferentes tribus y naciones permitieron la expansión y consolidación del Imperio Romano.

En la meseta norte, los pueblos de la segunda Edad del Hierro, donde eran habituales los conflictos y guerras entre diferentes grupos, se cerraban acuerdos entre las ciudades a través de las “tessera hospitalis”, unas pequeñas placas de piedra o metal en donde se incluían los puntos de encuentro entre estas poblaciones.

Pues bien, si me remonto a hace más de 2.000 años atrás, hoy 3 de enero, es precisamente para hacer balance de estos 18 meses de gobierno municipal del Partido Popular, donde precisamente, la falta de acuerdo, ha sido lo más comentado.  Hay que tomar nota de los errores y aprender de ellos para mejorar de cara al año que tenemos por delante. Esto que todos hacemos de un modo u otro a nivel personal, es necesario hacerlo también, por responsabilidad, en la actividad política, más aún cuando hemos terminado el 2024 con un espectáculo fuera de lugar en el pleno de aprobación de los presupuestos celebrado el 27 de diciembre.

En un mandato corporativo con un gobierno en minoría, 12 de 25 concejales, con seis partidos políticos formando el pleno municipal con mayoría conservadora, es imprescindible llegar a acuerdos para sacar adelante los proyectos que permitan a Segovia avanzar. Así ha quedado demostrado en los 20 años de gobierno socialista en la ciudad cuando se ha estado en minoría.

El proyecto de presupuestos es una de las responsabilidades más importantes que tiene que asumir el alcalde, pero no como una obligación jurídica, sino también como una obligación política. Consiste, en primer lugar, en tener los medios técnicos que garanticen el cumplimiento de la normativa, en este caso con la figura principal del interventor y, en segundo lugar, cuando se gobierna en minoría como es el caso, es imprescindible contar con más votos a favor que en contra para su aprobación.

Pues bien, algo que parece obvio, Mazarías no lo ve así. Por primera vez en décadas, un alcalde se presentó en el pleno sabiendo que su presupuesto iba a ser votado en contra de manera unánime por toda la oposición, desde VOX a Segovia en Marcha, pasando por Ciudadanos, Izquierda Unida y el PSOE. Bien por las formas en las que se decidió presentar el presupuesto, bien por el fondo del mismo por su marcado carácter ideológico, todos los concejales ajenos al Partido Popular votamos en contra.  Y es que esto no es más que la gota que ha colmado el vaso de un gobierno en minoría del PP desde el 17 de junio de 2023. Un gobierno en minoría incapaz de firmar un acuerdo de gobernabilidad con los partidos más próximos, como son VOX y Cs. Bueno, rectifico, con VOX el propio alcalde si firmó de su puño y letra un pacto de gobierno al margen de su propio partido, lo que provocó que finalmente tuviera que negar dicha alianza demostrando que ni su palabra ni su firma tienen valor alguno.

Miren que lo tenía fácil. Si el mismo día de su toma de posesión al frente del gobierno municipal, Mazarías hubiera firmado un acuerdo programático con la única edil de Ciudadanos, Noemí Otero, incluyéndola en su equipo de gobierno, tal y como hizo en su día el presidente de la Diputación Provincial, Miguel Ángel de Vicente, habría sido todo mucho más sencillo. Pero es que me temo que el alcalde no quería contar entre sus concejales con una mujer que ha crecido, políticamente hablando, al refugio del presidente provincial ¿será ese el principal motivo? Me temo que nunca lo sabremos.

El caso es que el panorama que ahora se presenta por delante no deja las cosas fáciles al PP. Con VOX totalmente enfrentado por la ruptura del acuerdo de gobierno y con Cs en una situación similar después de haber querido pactar durante meses el presupuesto de 2025 y finalmente naufragar en el intento, contamos con un pleno mayoritariamente conservador que es incapaz de llegar a un acuerdo para aprobar el segundo presupuesto del mandato.

Ayer, primer día hábil del año, llegó el primer mensajero queriendo acercar posturas entre el equipo de gobierno y el grupo socialista. Desde el Partido Popular quieren hacer borrón y cuenta nueva, “año nuevo, vida nueva” decía uno de los mensajes cruzados. Pretender esto, con los antecedentes que hay, no sé si calificarlo de imprudencia, indecencia o directamente ignorancia.

Recordemos que, una vez se quedó sin presupuesto, el alcalde vertió en el pleno dichoso una retahíla de ofensas y ataques personales contra la oposición, concretamente contra las tres mujeres portavoces, porque a Izquierda Unida y a Segovia en Marcha les despachó rápidamente diciendo “a pesar de la cordialidad con la que siempre tratamos, y lo digo con total sinceridad, nuestras líneas de trabajo están en las antípodas, y aunque nos respetamos, lo digo de verdad, siempre he visto improbable que llegáramos a un acuerdo con ustedes como así ha sido”. ¿Qué ocurre con el resto de los grupos? ¿no les respeta igual aunque ideológicamente también seamos discordantes? Él sólo quedó en evidencia. Mostró que lo único que le llevó a no retirar el punto del presupuesto del orden del día del pleno fueron esos casi seis bochornosos minutos. Seis minutos que llevaba preparados, que leyó con detenimiento, que no fueron fruto de la improvisación. No dejó sin leer ni una sola coma de todas las arremetidas que vomitó delante de los 24 concejales y de todos los ciudadanos. Esa es la forma de hacer política del actual alcalde de la ciudad cuando es incapaz de llegar a acuerdos, cuando es incapaz de escuchar al adversario con respeto, cuando se queda sin argumentos políticos para defender sus ideas y proyectos. Pretender olvidar los antecedentes de estos 18 meses, sin una reflexión y una rectificación pública es una nueva falta de respeto, no a los concejales del grupo socialista, sino a los ciudadanos a quienes representamos. No olvidemos que el alcalde es el representante de toda la ciudad, de quienes le votaron y de quienes no lo hicieron, y debe mostrar un ápice de humildad si quiere, de verdad, llegar a puntos de encuentro. Porque, tal y como respondí al mensajero, también aplicando el refranero castellano, “quien siembra vientos, recoge tempestades” y como no queremos llegar a ese punto, si es que realmente quieren trabajar por el bien de la ciudad, hay que calmar las aguas, tener un tiempo de reflexión y ser capaces de reconocer y asumir los errores para no volver a repetirlos.

La capacidad de negociar y llegar a acuerdos en política es fundamental para el funcionamiento de cualquier sociedad democrática. La negociación no solo permite resolver conflictos, sino que también fomenta la cooperación y el entendimiento mutuo entre diferentes intereses. Cuando se llega a acuerdos en un contexto de diversidad de opiniones, gana siempre la mayoría. La negociación y el compromiso son esenciales para el funcionamiento de las instituciones democráticas.

La capacidad de llegar a acuerdos y resolver diferencias es esencial para la convivencia y el progreso. El Partido Popular debe cambiar su forma de gobernar, dejar de lado los enfrentamientos y sentarse a escuchar si realmente creen en la institución que presiden y la base democrática en la que se asienta. Abandonar la soberbia y mostrar un poco de empatía hacia el resto de los grupos.

Como dijo el filósofo francés Voltaire, «No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». Esta cita encapsula el espíritu de la negociación y el respeto por la diversidad de opiniones en una sociedad democrática, esperemos que Mazarías tome nota y tengamos un año tranquilo y fructífero que permita a Segovia avanzar.

Clara Martín 

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