Antes que nada. “El uno, el cobarde” y su banda de mafiosos y tramposos han decidido quién es bueno y quién es malo, facha en este caso. Todo el que no está con él, el cobarde, es un facha. Y esto, por un lado, me ha tranquilizado, ¡ya sé lo que soy por fin!, hombre, heterosexual, raza blanca, creyente, políticamente alejado de la extrema izquierda comunista y de parte de este PSOE, tenía todos los caracteres para ser declarado facha, y como dijo una desaparecida y “tolerante” escritora, un indeseable también. Pero, por otro lado, estoy un poco agobiado, porque esto de ser facha es muy cansado, tienes que estar todo el día odiando, a todos, a los inmigrantes, a las feministas, a los homosexuales, a los negros, a los trans, a los progres, y es muy cansado. Con lo fácil que es ser de los buenos, informarte todos los días en la SER, en La 1 y en El País. Y ya está. Eres feliz y tan fácil, qué envidia. Vita pergit.
Éric Vuillard ese un escritor francés que además es cineasta y guionista. Está considerado uno de los mejores novelistas franceses de los últimos tiempos. Tiene publicadas en Francia varias novelas, todas (o casi todas, o al menos las más importantes) con el “manto” de novelas históricas. En España se van publicando con años de retraso con respecto a Francia. Se han traducido creo que cinco novelas, que las he leído todas con devoción, con admiración, porque es un escritor que siempre me ha parecido extraordinario.
«La batalla de occidente” sobre la Primera Guerra Mundial. “14 de julio” con una visión distinta y apasionante de la toma de la Bastilla durante la Revolución francesa. “El orden del día” para mí la mejor, la que me enganchó a sus novelas, nos plantea la reunión donde las grandes empresas alemanas decidieron el apoyo económico a Hitler. “La guerra de los pobres” cuenta la vida de Thomas Müntzer y su relación con la reforma luterana, es una novela con una fuerza narrativa increíble. “Una salida honrosa” una magnifica narración de la no muy recordada presencia colonial de Francia en Vietnam y cómo evolucionó todo hasta la salida francesa y el conflicto con los americanos. Todas unas fantásticas novelas, la historia vista a través de personajes individuales, a los que nunca hace héroes ni mitos, simplemente narra los hechos.
Y 15 años después de hacerlo en Francia se ha publicado en octubre pasado en España la novela “Conquistadores”. El autor deja claro que es una novela, no es historia, a pesar de estar todo lo documentada que se pueda presuponer y que los hechos que reflejan estén basados en documentos y bibliografías sobre el tema. El asunto es la conquista del Perú por Francisco de Pizarro y sus hombres, con algunas referencias a las incursiones en Chile y otros lugares de esa zona de América.
La novela no es un relato histórico al uso, hay multitud de reflexiones sobre las conquistas del imperio español a partir del siglo XV. La base del relato es la diferenciación de tres momentos en el tiempo: la llegada de los españoles, la caída del imperio inca preso de interminables luchas internas y las posteriores disputas entre los propios colonizadores. El libro está lleno de luchas, conflictos e intrigas que nos llevan a lo importante, el destino épico de la conquista. Y no falta el aspecto grotesco de los propios conquistadores, hombres sin ninguna formación, de los niveles más bajos de la sociedad y a los que solo les mueven la consecución de riquezas y poder.
El aspecto grotesco de los personajes se plasma en las definiciones de los diferentes protagonistas. De Diego de Almagro dice que es como un fantoche rebasado por las decisiones que tiene que tomar, primero conquista Cuzco pero termina enfrentándose a Pizarro harto de ser su servidor, al propio Pizarro le define como un ignorante y rústico aspirante a guerrero, y en general, nos presenta a todos como personas primitivas, simples, vulgares, que malvivían en España y que arriesgan sus vidas en busca de riquezas, la fiebre brutal del oro (todos) y poder (los principales).
Muy al principio del libro hay unas líneas impresionantes: “Dios había dado Palestina a Israel y le había prometido avanzar al frente de su ejército; él, fuego abrasador, humillaría a los enemigos de Israel, los perseguiría y acabaría con ellos. Yahvé expulsó y destruyó a esas naciones porque eran perversas; también para cumplir las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob. Pero ¿qué promesas cumplía Dios cuando le entregaba la Cordillera a Pizarro? ¿Qué perversidad habían cometido esas naciones? ¿Y por qué entregárselas a Pizarro, bastardo iletrado nacido en Extremadura, ávido y feroz mercenario, desprovisto de fe?
Los metales preciosos, manantial de oro y plata, fluirán hacia España. No estimularán la economía, pero financiarán otras guerras reales. La represión contra los judíos y moros se intensificará. La economía se empobrecerá…”
Es destacable la galería de personajes y sus descripciones. Y muy interesante la naturaleza salvaje que nos envuelve toda la novela. La ejecución de Almagro, que estaba preso, es de una fuerza y un realismo apabullantes. “Entonces se inclinaron sobre él, le ataron las manos y le pusieron alrededor del cuello un cordón de cuero. Tragó saliva, la poca que le quedaba. Después apretaron el cordón. La piel… el cuello se le puso gordo… la boca se abrió, un poco de baba corrió… Tuvo un estertor y varios espasmos. De pronto el cuerpo sea quedó blando…” Y luego cuenta su decapitación después de muerto, cómo se repartieron sus ropas, cómo le enterraron… “Los cortejos siguen a los féretros del mismo modo que los bancos de esturiones siguen a los barcos…”.
Muy bonita la descripción de cómo Orellana descubre el Amazonas: “… llegaron al borde de algo. Nunca antes habían visto algo parecido. Un río. Todos los que conocían tenían dos orillas. Pero aquel sólo tenía una y resultaba imposible atravesarlo…”
Y la muerte de Pizarro a manos de un grupo de unos 500 conjurados, pelean y recibe varias estocadas y cuchilladas que le matan y cómo le arrastran por el pueblo, y cómo le entierran. Muy duro y extraordinaria narración. El libro termina con el recorrido que los turistas hacen actualmente en el Perú, la necesidad de visitar la ciudad de adobe, reconstruida, de los chimúes “fueron conquistados por los incas, pero decayeron por su cuenta, después del saqueo de los españoles, la ciudad se hundió en el olvido…” Y una última frase “Gloria Victis!” gloria a los vencidos.
Creo que nunca había leído la conquista de esta manera. Creo que es una historia que hace pensar, que no deja indiferente a nadie. Creo que es una novela con mucha fuerza narrativa, desbordante y con un tema tratado de forma concreta, concisa. Libro crudo y complejo. Me parece un libro, una novela, imprescindible, recomendable. Y lo hago, léanla, por unas horas serán felices. Léanla en libro de papel, el digital es otra cosa. Al menos a mí, me lo parece.
Heliodoro Albarrán