Antes que nada. Que sí, “la banda del Peugeot” (Koldo, Ábalos, Santos Cerdán y Pedro Sánchez), ya están todos implicados, todos procesados salvo el jefe, la mafia que gobierna este país. En la comparecencia del jueves 12, el presidente me ha insultado, sí, me ha llamado tonto, me ha insultado, se ha reído de mí. “No sabía nada hasta ese día por la mañana”. ¿A mí pidiéndome perdón como ciudadano desde la cueva del PSOE?, no, a mí como ciudadano lo debe de hacer desde el Congreso o desde la Moncloa, fue una intervención para los militantes socialistas. No, ya vale, es un hijo de p.… Me pongo a su altura. Me rebajo. Pero me quedo muy a gusto, lo necesito. Los que se creen socialistas, son culpables, Hitler no estaba solo, Mussolini tampoco. Los socios comunistas, etarras e independentistas, no van a hacer nada, no son demócratas, son totalitarios, excluyentes, quieren destruir España, no son nadie, simple escoria aprovechándose de un mafioso cobarde. Pero de muchos socialistas, si espero algo. Todavía están a tiempo. La mafia no puede gobernar este país, no nos lo merecemos, este hijo de p… no puede seguir. Vira pergit.
Hoy les voy a comentar y dar mi opinión sobre un libro muy actual. Llamado a convertirse en uno de los libros del año. Me refiero a “El loco de Dios en el fin del mundo” de Javier Cercas. Va a ser un libro importante este año por el tema (distinto, curioso, incluso impactante), por el autor, uno de los mejores escritores actuales españoles y, además, muy querido y con legión de seguidores, entre los que me incluyo. Me confieso fiel seguidor de sus obras, aunque no todas han tenido el mismo nivel, en mi opinión, pero es siempre un autor muy interesante. Y también será un libro muy leído por la “suerte” de que, en plena campaña de presentación y promoción del libro, se ha producido la muerte del Papa Francisco, verdadero protagonista del libro.
De Javier Cercas, decir que tras dos o tres novelas “menores”, publicó “Soldados de Salamina”, su primera gran novela y de las mejores. Suyo es también el libro “Anatomía de un instante” sobre el 23F que le consagró en eso que él llama la novela sin ficción. “Las leyes de la frontera”, “El impostor” sobre la vida de Enric Marco recientemente llevada al cine y que relata la vida de este personaje que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis. “Terra alta” ganador del premio Planeta, Y alguna más. Ha ganado muchos premios nacionales e internacionales, se han llevado al cine varias de sus obras, adaptaciones al teatro, autor de varios ensayos y colaboraciones en prensa, todo ello hace como les decía antes de Javier Cercas, uno de los escritores actuales más importantes y populares.

Según cuenta el propio Cercas, el Vaticano le ofreció acompañar al Papa Francisco en su viaje a Mongolia en agosto de 2023 y la posibilidad de escribir un libro sobre el viaje, sobre el Papa o sobre lo que quisiera. Sin ninguna premisa y con total libertad para moverse y hablar con quien quisiera en el Vaticano. Como él dice, ningún escritor en su sano juicio hubiera dicho que no. Y aceptó. Y empezó la aventura.
El libro empieza así: “Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra, dispuesto a interrogarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Para eso me he embarcado en este avión: para preguntarle al Papa Francisco si mi madre verá a mi padre más allá de la muerte y para llevarle a mi madre la respuesta. He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo”. Este es el espectacular comienzo de este fantástico libro, de esta maravillosa aventura. Antes de seguir, les diré algo personal. Siempre me han caído mejor los agnósticos que los ateos. Soy creyente. Y no me gustan los ateos porque se consideran poseedores de la verdad absoluta: no existe Dios. Los agnósticos al menos dicen no saber si existe o no, dudan.
En la primera parte del libro nos cuenta Cercas todo el proceso de aceptación y de negociaciones para este “encargo” y ya en el Vaticano, antes del viaje, nos relata las conversaciones que tuvo con cardenales y personas con poder alrededor del Papa. Y es todo muy interesante. Muchas conversaciones, mucho debate, opiniones, pensamientos, sobre Dios, la Iglesia, sus problemas, etc. Me ha parecido una parte del libro buenísima. Y llega el viaje.
Al parecer cuando Cercas le cuenta a su madre que va a estar con el Papa para escribir un libro, su madre le dice que le pregunte de su parte, si cuando ella muera podrá ver en el cielo a su marido muerto hace algunos años, en lo que siempre ha creído. Tanto su padre como su madre, eran creyentes, católicos y con una fe a prueba de todo. Y Cercas traslada a las personas con las que habla este propósito y que para ello necesita unos pocos minutos a solas con el Papa. No le prometen nada y suben al avión. Esta pregunta, es “La Pregunta” y la respuesta, “La Respuesta”, es lo más importante de una religión milenaria que siguen miles de millones de personas en todo el mundo. Y, sin embargo, le dicen, nadie se lo ha preguntado nunca al Papa. Y Cercas crea todo un ambiente de emoción, de intriga ¿llegará a preguntárselo? Y lo que es más importante ¿le responderá? Y ya lo más transcendental ¿si le responde qué le dirá, cual habrá sido la respuesta? Con mano maestra, Cercas nos sumerge en la duda de qué responderá. Y uno, leyendo el libro, está deseoso de saberlo, por la intriga del propio libro y, sobre todo, por la transcendencia de la respuesta. Y piensas en muchas cosas y te aguantes las ganas de ir al final de libro para verlo. Magistral.
Se sabe que los Papas, en los aviones, suelen saludar a todos los viajeros y despachar unos minutos con los periodistas. Cuando pasó por al asiento de Cercas, éste le dijo al oído que quería hablar con él unos pocos minutos para trasladarle la pregunta de su madre y, sorprendentemente, le citó para un poco después en su asiento delantero. Hay que leer el final del libro para saber qué pasó.
La llegada a Mongolia, un país enorme con sólo unos pocos cientos de católicos, las reuniones que allí tiene el Papa con representantes de otras religiones, el ambiente y la cultura de Mongolia llenan muchas de las siguientes páginas, para mí, de un poco menos calidad que lo anterior, pero necesarias para entender el viaje en sí. A lo mejor las he leído menos concentrado por querer llegar al final cuánto antes, pero me han sobrado algunas. Y la parte final del libro es inconmensurable. Fantástica. Maravillosa. Y nos cuenta qué pasó y por supuesto “la Respuesta”. Reconozco que sentí emoción al leerlo, sentía que era algo más importante que un simple final de un libro. Las últimas páginas me parecen de una ternura, de una finura y de una poesía magistrales. Les gustará, con toda seguridad.
No les cuento más, léanlo, es altamente recomendable, no lo olvidarán. Y como siempre, léanlo en un libro de verdad, en papel, los digitales son otra cosa. Al menos a mí, me lo parece.

Heliodoro Albarrán
