Arrancaba el jueves 21 de noviembre un fin de semana más de los Otoños Enológicos de la Fundación Caja Viva con una cata en el Diablo Cojuelo, la “casa” de Raúl Calvo Tejedor: un emprendedor de familia hostelera y hotelera segoviana y sumiller de la promoción de 2013 del “Curso Internacional de Sumiller Profesional” por la Escuela de Cocina Fernando Pérez de Valladolid. Los vinos, de una bodega de las que tienen “NOMBRE” merecido: TOMÁS POSTIGO. Familia, calidad y artesanía representan a esta bodega que, para esta ocasión, trajo a Segovia sus vinos: Tomás Postigo Fermentado en barrica, Tomás Postigo 3er Año y Tomás Postigo Rebollo. Explosión de frutas y repostería para un champiñón relleno de queso , piñones y espinacas; fruta negra y tostados para una revolcona de calabaza con huevo poché y torrezno de Soria; y un fin de fiesta cargado de fruta, pimientas y cedro, enredados en una madera impecable, para un osobuco guisado con tinto, patatas gajo especiadas y chutney de menta. Otra de esas apuestas seguras que, acompañadas de grandes vinos, suponen una experiencia que ha de ser disfrutada.
La segunda opción de este jueves tenía lugar a los pies del Acueducto, en la Bientirada y de la mano de Víctor Blázquez: otro emprendedor incansable que esconde, detrás de su gorra y con una impoluta discreción, una trayectoria hostelera digna de mención en esta ciudad. Con una visión siempre moderna, y apostando por la fusión, se presentaron: un verdejo de Palacio de Bornos, fresco y honesto, acompañado de un pimiento relleno de bacalao en tempura y dos tintos de la bodega Lleiroso (Ribera del Duero): Luz Millar Roble 2023 y Lleiroso Crianza 2019: 6 meses de crianza excepcionalmente ensamblados e impregnados de frescura que acompañaron a unas gyozas de pollo con un toque especial y un crianza maduro, en su punto óptimo, alineado con el canelón de boletus.
Otro jueves para recordar con experiencias otoñales dignas de resaltar.