Un verdor terrible

Antes que nada. El diccionario de la R.A.E. define “hijo de puta” como insulto equivalente a “mala persona”. El presidente del gobierno ha comparecido en la comisión del Senado por el caso Koldo.   El presidente, elegante como siempre, amable, cortés, empatizando. Una delicia escucharle. Las palabras justas, sin rodeos, sin palabrería, yendo al grano. Contestando a todos y a todo. Con esa humildad que le caracteriza, desmontó con palabras, documentos y datos concretos, todas las acusaciones de las que le quieren hacer responsable. Es de agradecer, por ejemplo, los documentos que enseñó demostrando la perfecta actuación de su mujer y de su hermano, intachables ciudadanos, injustamente tratados. Dejó claro con datos y documentos, por encima de lo requerido incluso, el impecable uso del dinero público por su parte, de su partido (reyes de la limpieza añadió) y de su gobierno. Elegante y educado en las formas, defendiendo la institución del Senado, de la justicia y de los medios. Impecable. Lo tengo claro, me parece un grandísimo “hijo de puta”. Vita pergit.

Hoy les voy comentar un libro muy especial. Es un libro que puede ser visto como de historia, de ciencia y también como ficción. El autor es Benjamín Labatut, un holandés que lleva muchos años viviendo en Chile. Leí no hace mucho su último libro titulado “Maniac” que me encantó, un poco en la línea, pero más novelesco. Un amigo, al decirle que me había gustado mucho me recomendó que leyera el anterior que había publicado, “UN VERDOR TERRIBLE”. Y acertó. Es un libro distinto.

Los personajes de los que habla el libro son reales y sus historias también, pero la parte de ficción es toda la parte de relaciones, conversaciones, pensamientos, etc. que el autor se inventa para hacer la narración más amena. Y lo consigue. El libro trata de la vida y los descubrimientos de una serie de matemáticos y físicos, sus relaciones, sus obsesiones, sus éxitos y fracasos. Y hay locura, mucha locura. Y un hilo conductor de todo ello: la ciencia, la búsqueda, experimentos, tentativas y también los cambios que producen en nuestras vidas. El primer capítulo, para mí el mejor, nos muestra a un químico judío alemán Fritz Haber, que estaba buscando “elixir de la vida” y descubre el primer pigmento sintético moderno, el azul de Prusia, muy apreciado y buscado por los pintores. Todo ello se convierte más tarde, en el origen del cianuro de hidrogeno, gas mortal que Fritz, padre de la guerra química, empleó para crear un pesticida que acabó siendo utilizado por los nazis en los campos de exterminio, matando a millones de judíos, entre ellos, a familiares del propio Fritz. Una historia fascinante. Por cierto, este veneno se expandía como un gas de color verdoso y es lo que da título al libro.

Por el libro también pasa la vida de un matemático de los más importantes de la historia, Grothendieck, un caso de cómo la obsesión por la investigación, por el trabajo, le llevó al aislamiento social, al delirio, llegando a considerarse a sí mismo como un iluminado, un místico, terminado en la más profunda de las locuras. Otro capítulo trata de un caso muy curioso, Einstein había ya publicado sus famosas teorías de la relatividad y estaban siendo muy contestadas, rebatidas, en el mundo científico, sobre todo por inacabadas decían algunos. Y un día recibe una carta de un amigo que estaba en el frente luchando en la Primera Guerra Mundial. En la carta le dice que le han herido y que está muriendo y le adjunta la solución a sus ecuaciones de la relatividad y además, un anticipo de lo que más adelante será la teoría y descubrimiento de los agujeros negros. Tuvieron que pasar años para demostrar que aquella carta contenía las soluciones verdaderas.

Hay otro capítulo, un poco menos entretenido, donde debaten los dos fundadores de la mecánica cuántica. Debates y luchas vitales que producen que la teoría cuántica llegue a buen fin. Al final hay un capítulo a modo de epílogo, con un caso muy curioso e interesante.

Libro como digo difícil de clasificar en un sólo apartado, porque es llevar la ciencia al campo de la literatura. Y además seduciendo al lector, enganchando. La búsqueda de los límites del conocimiento, el azar, la locura, búsquedas propias de los alquimistas, y mucho más en este libro altamente recomendable por muchos motivos. Evidentemente se disfruta, aunque no se tengan conocimientos científicos, como es mi caso. Léanlo, verán que es algo distinto a todo lo que han leído habitualmente. Disfruten leyendo y conociendo.

 

Heliodoro Albarrán 

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