Tendrá que ser así
Mi padre era un lector impenitente, devoraba páginas sin parar, sin preferencia por temas o autores. Desde que tengo memoria le vi acumular libros por toda la casa; en los altillos de los armarios roperos se apretaban los más variados ejemplares en un orden desordenado que sólo él conocía, tal vez porque su cerebro albergaba…